lunes, 26 de septiembre de 2016

Gràcies, paisà

El escritor Javier Pérez Andújar y la alcaldesa Ada Colau entran en el Saló de Cent. Albert Bertran para El Periódico.

La noche del pasado jueves, Javier Pérez Andújar -catalán de San Adrián de Besós, hijo de goreños-, tras aguantar un linchamiento desmedido -como cualquier linchamiento que se precie- por parte de un amplio sector del nacionalismo catalán, pudo leer su pregón de las fiestas de la Merced. No es de extrañar que comenzase su intervención con estas palabras: “Bona tarda, bonsoir, buenas tardes y felices fiestas de la Mercè a todas las autoridades, a toda la gente sin autoridad y a todos los desautorizados en general”.
La raíz de la controversia generada por su designación como pregonero no hay que buscarla en su preparación ni en sus méritos; la raíz de esa iracunda y desproporcionada respuesta habría que buscarla en que Pérez Andújar, que nunca se ha posicionado como unionista, no forma parte del habitual catálogo de ideólogos del independentismo, en su irónica pluma y, además -para qué callarme-, en sus orígenes. Así se refiere a los mismos en una antigua entrevista: “Pero no soy de izquierdas por ideología. Lo soy de una forma más primaria. Mi abuelo era un campesino de Gor (un pueblo de Granada) que defendió la República. Mi padre, un trabajador industrial que militó clandestinamente en el sindicalismo barcelonés. Y yo soy de izquierdas porque me lo ha mandado mi madre”. No me negarán que, cuando su abuelo nació, debía ser lo suficientemente pequeño como para que ese hecho no tenga tanta importancia hoy en día ni suponga un lastre social para sus herederos.
Pero vayamos a lo verdaderamente importante. El pregón de Pérez Andújar supone una sucesión inteligente y emocionada de agradecimientos a quienes edificaron la Cultura en la ciudad de Barcelona y a quienes, con su esfuerzo, con su trabajo, con su vida incluso, edificaron la ciudad misma. Porque, como leyó Javier acertadamente, “La cultura popular (…) nacía de la explotación del trabajo y de la felicidad de la lectura. Como toda la cultura popular”.
No se lo pierdan porque, desde hace unos días, Barcelona es un poco más de todos los barceloneses. De los que lo son y de los que lo fuimos.

5 comentarios:

  1. Me he educado con esa cultura tan olvidada llamada "popular" y repudiada en este país que tanto reivindica la memoria histórica, pero la de ellos. Amo a Javier como a sus libros, es más, le conozco personalmente y más de una vez hemos ido a tomar una copa. Él de Sant Adrià de Besòs y yo de Mataró a escasos minutos de esta ciudad. Él amante de la literatura popular "bolsilibro", yo amante de Curtis Garland. Él de Pulgarcito, yo de El Papus, etc, etc.

    Hoy tu post me alegra el día, mi querido amigo.

    Un fuerte abrazo.

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    1. Yo también me he llevado una alegría, porque de chico habité en esos barrios periféricos y mamé esa cultura. Bruguera también forma parte de mi vida. No conozco a Javier personalmente, pero debe ser un tipo estupendo. Sobre todo, entretenido. Un abrazo

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  2. De que forma se prefabrican polémicas estériles. Ver para creer. El otro día me decía un amigo a propósito de la polémica de la estatua de Colón...peeero no decían algunos que era Catalán? en fin...en nombre y como uno de los desautorizados que por el mundo pululan, os saludo cordialmente. Un abrazo

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    1. Vivimos de ello. De la polémica. Yo siempre les saco de quicio cuando me preguntan y les digo muy serio: lleváis los dos razón. Un abrazo

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  3. Qué pena que esa parva de leguleyos con más odio y envidia que razón, vilipendien y denosten a quienes ejercen su libertad opinando como creen oportuno.

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