Sus lápices rasgan el papel.
Llenan los cuadernos con palabras que pronto olvidarán.
Completan tablas, deducen escalas, miden y calculan dimensiones reales.
Hacen lo que se les dice sin hacer demasiadas preguntas, pero necesitan que les expliquemos qué hacen aquí.
Sé que algunos ya atisban el mañana y se estremecen.
Otros todavía no intuyen que pronto dejarán de ser niños.
Pie de foto: Vacaciones. Martínez Clares, 2011.
Ha sido inevitable me has evocado a Machado..
ResponderEliminar" Vosotras, las familiares,
inevitables,golosas,
vosotras, moscas vulgares,
me evocáis, todas las cosas...
..como abejas en abril,
viejas moscas pertinaces
sobre mi calva infantil !"
Una pena tener que renunciar a la infancia y a esa bendita inocencia..
Un abrazo
En eso deberia consistir realmente la educacion....en contestar a esas inquietudes
EliminarUn abrazo
Todo evoca a Machado porque hay un Machado para cada cosa. Abrazos
EliminarJuanjo: la educación utópica... y nosotros, los maestros, también utópicos. Si educásemos para esas cosas alguien de arriba nos tiraría de las orejas. Abrazos
EliminarNo recuerdo bien la evolución a la era adulta, por suerte renuncio a abandonar definitivamente la infancia, quizá por ello siga siendo tan ingenuo en algunas cosas.
ResponderEliminarA todos nos gusta pasear por ese limbo donde la vida es más cómoda y, a la vez, más excitante.
EliminarCuánto más fácil explicar las características de un triángulo isósceles, no? (y cuánto más aburrido, supongo..)
ResponderEliminarIsósceles, acutángulo, obtusángulo... a mi me sirven para explicar las esdrújulas. Un abrazo
EliminarEl maestro que de verdad deja huella en el alumno es aquél que va más allá de la enseñanza de una tabla de multiplicar. Me viene a la cabeza Fernando Fernan Gómez en La lengua de las mariposas.
ResponderEliminarUn beso
Ciertamente, recuerdo muchas cosas de mis maestros pero ninguna puede considerarse un contenido curricular. Un beso
EliminarYo pienso que en la educación, en la escuela, se encuentra el futuro, la libertad; que no hay mejor dinero invertido por un gobierno que en formar a los futuros ciudadanos. Pero a veces me surge una duda, una espina. ¿Realmente se educa en la escuela? ¿Se enseña, acaso se forman ciudadanos libres, críticos, autónomos?
ResponderEliminarMe resulta tan preocupante que prefiero espantarla, como a las moscas, con un manotazo, pero su zumbido sigue ahí, incansable, impidiendo el sueño.
Suponemos que la escuela forma ciudadanos con juicio crítico, que les dotamos de las herramientas necesarias para ejercer su libertad, pero tienes mucha razón. Qué hacemos realmente en la escuela es un aspecto que me preocupa. Espero no quedarme únicamente en las buenas intenciones para no hacerles el juego a las élites.
EliminarNo hacer demasiadas preguntas debe ser ya el primer síntoma de la inminente pérdida de la infancia, y su mañana, en efecto, es cada vez más una inquietud sin interrogantes. Un abrazo desde este exilio que es la edad adulta.
ResponderEliminarUn exilio que pudiera ser maravilloso si se ha recibido una educación adecuada. Un abrazo, Juan.
EliminarSi por mí fuera tomaría la bicicleta que me habían regalado en mi infancia y me exiliaría en un cuento (no Chino propiamente). Ah, mi infancia.
ResponderEliminarGracias José Luis por plantear el dilema.
Abrazos,
Anna Francisca
De acuerdo. Voy a por la mía. Nos vemos a la vuelta de esa esquina en la que dejamos de ser niños. Abrazos
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