jueves, 4 de octubre de 2012

Cautivos del blues

El blues -al contrario que el jazz, siempre tan anárquico, tan espontáneo e impulsivo- es una animal de costumbres. La genialidad del músico de blues acaso consista en librarse de sus ataduras, aún sabiendo que esa indisciplina no supondrá su liberación, pues en el blues todos los caminos conducen a una misma jaula: la tristeza. 
Ayer, al volante, recorriendo las calles de siempre, regresé a Riding with the king, ese puñado de clásicos donde pugnan devotamente dos leyendas. En Three o'clock blues, la pulcritud de Clapton contrasta con la indómita contención de King. Se diría que Clapton sale y retorna a la melodía sin dramatismos, igual que un convicto que hubiera aceptado su suerte hace tiempo. En cambio, BB King arquea sus notas, que vibran y se contorsionan como un animal que todavía lucha por merecer la libertad. 
Pie de foto: Blues, Fotografía incluida en el libreto del primer disco de Café Bombón, No quiero ser mayor. Martínez Clares, 2012.

23 comentarios:

  1. El blues siempre tiene ese toque especial de ritmo y a la vez nostalgia
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy cierto, Juanjo. A todos nos gusta ese matiz nostálgico, incluso a los enemigos declarados de la memoria. Abrazos

      Eliminar
  2. Ambos estilos me llegan y me elevan a lugares insospechados.. Nada como una nota desafinada, sentimiento y muchisimo feeling.
    La vida es un blues.

    Un abrazo sin tristeza :-)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un blues con sus altibajos, efectivamente. Por eso, nos encontramos como pez en el agua a bordo de estas melodías. Besos

      Eliminar
  3. JL, el gran “mano lenta” se pasó la infancia descubriendo las raíces de las musas de Mississippi. El alma rasgada del británico siempre ha sido un bluesman blanco oculto en la psicodelia. K. Richards defendió a muerte a Clapton para que fuera el nuevo Rolling. Sin blues no hay vida. Abrazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vida y blues, nuevamente. Veo que el blues avanza al mismo ritmo que la biografía. Una metáfora recurrente, precisa, para explicarnos, tal vez. Abrazos

      Eliminar
    2. PD: ayer estuve en el concierto almeriense de Lapido. Cerró con "La Torre de la Vela". Rejuvenecimos veinte años. Tal vez más, porque la edad de la música es la infancia, allí donde aún se percibe el pulso de nuestros instintos.

      Eliminar
  4. Estoy completamente de acuerdo. Conozco la obra. Eric Clapton suaviza y maneja un blues digamos más políticamente correcto. King no puede dejar en ningún momento seser quien es,más animal, más furtivo,más salvaje... En mi opinión ambas opciones son válidas, pero la de King suena más genuina. En todo caso veo que te rodeaste debuena compañía. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Odio conducir solo y los bluesman son de esa clase de músicos que insisten en acompañarte allá donde vayas. Ellos saben plantar sus guitarras en el automovil y quedarse un rato prendidos a tu memoria. Abrazos

      Eliminar
  5. Ambos estilos me cautivan, me encanta escucharlos y dejarme envolver. Quizá un poquito más el blues. Me encanta su aura de nostalgia.

    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El blues tiene una implicación emocional de la que carece el jazz. Si bien, el oído bien entrenado acaba por acercarse a los ritmos institintivos que pueden abordarnos o abandonarnos sin previo aviso. El jazz nos gusta porque nunca lo conocemos del todo. Un beso

      Eliminar
  6. Qué bien lo has descrito. Discazo de dos reyes de idéntico color de alma.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es uno de esos discos que no pueden abandonarse del todo. Siempre hay un momento propicio para regresar a él.

      Eliminar
  7. La ancianidad se encuentra en la contención, en la muestra parca del talento, comprimida, reducida a un espacio buscado a veces, obligado otras. BB King es un sabio. Clapton va camino de serlo. Decía el Londres setentero que Clapton era Dios. Se adelantaron cincuenta años. Espléndida entrada. De entrada estoy escuchando precisamente ese disco mientrs escribo de madrugada. Un abrazo, amigo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Una madrugada de música y palabras, que escribiría Lapido. Un viaje que siempre acaba con las primeras luces, con las nuevas certezas. Emilio, siempre bienvenido aunque sea a deshoras. Abrazos, amigo

      Eliminar
  8. El Jazz –en mi escurridiza mente- a veces, me agota. Los blues me seducen… A veces pienso que es la mejor música para meditar, para hablar de la soledad y/o la tristeza. Pero, también es el sonido del amor, sobre todo, los R & B.

    El erotismo al son de las caderas de una mujer hermosa y su amante.

    Mi móvil suena al con “Bad Thing” de Jace Everett. Un abrazo,

    Ann@

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El blues puede acompañarnos con frecuencia porque, tienes razón, son muchos los momentos propicios para entablar un diálogo con sus canciones.

      Eliminar
  9. No sé qué extraña conexión, qué arco voltaico, hace que el blues se instale en mi alma antes que el flamenco. Un trasvase del Mississipi al Guadalquivir que convierten esta música "riográfica" en el más depurado poso de mi experiencia vital-musical. Blanco o negro, clásico o contemporáneo, Clapton o King: ¡Alma de blues!
    Hoy tú eres el afluente.

    Un abrazo.

    P.S. Mi prolongado silencio ni es olvido, ni indiferencia. Tiene más que ver con insondables estados de ánimo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estados de ánimo que son como esos ríos que aparecen y desaparecen caprichosamente. Me viene a la mente el Guadiana y otros que serpentean por mi memoria estival. Abrazos, amigo Miguel.

      Eliminar
  10. Ah, es que me hablas de uno de “mis discos”: el Help the Poor es un himno para mí. Dos de los primeros CD que tuve fueron el From the Cradle, de Clapton (blues de mano lenta y voz blanca) y el Live at San Quentin del Rey B.B., un concierto memorable.

    Qué cerca te he sentido siempre a través de tus textos, José Luis. Las palabras serán efímeras, pero el afecto largo.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Afecto que crece leyéndonos que, por otra parte, es una forma enorme de cercanía. Me he sentido siempre cerca de determinados autores a los que regreso recurrentemente. Hay algo en sus escritos, en sus relatos, que me hace volver. También me pasa con tu blog, amigo Juan. Hay conexiones literarias que se dirían vitales. Abrazos

      Eliminar
  11. En el mundo hay millones de cosas imperdibles. Una de ellas es abandonarse a la buena música mientras se conduce. Si se pudiera hacer sin prestar atención a la carretera y con una copa de vino en la mano, sería perfecto.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lamentablemente, el tiempo que pasamos en la carretera nos aleja de algunos placeres. Saludos

      Eliminar