lunes, 29 de abril de 2013

Todos cargamos con alguna bandera

Ha muerto el último superviviente de la famosa fotografía de Rosenthal.
A Alan Wood, que por entonces tenía veintidós, la vida le ha regalado sesenta y ocho años más que a la mayoría de los muchachos que combatieron aquel marzo sangriento.
El tiempo, siempre tan cauteloso, tan breve e inesperado, tiene la costumbre de ir tapando los ojos a los testigos directos de la historia y, desde ese momento, la veracidad de la narración tan sólo depende de la buena voluntad de quien la escribe.
A veces pienso que la historia la escriben los vencedores para que nunca la olviden los vencidos, pero Eastwood se alistó en los dos bandos para que nosotros pudiésemos recordar a todos los muertos.
Pie de foto: Raising the Flag on Iwo Jima, de Joe Rosenthal.

18 comentarios:

  1. El camino de la historia a desembocado en una sucesión de masacres que no parece tener fin, y cada idea, cada principio, tiende a transformarse en una mitología irracional. El siglo XX se malgastó criminalmente a sí mismo empezando por las guerras mundiales y terminando por el totalitarismo.
    Detesto todo patriotismo y todo nacionalismo porque en el fondo de todo patriotismo está la guerra: por eso no soy patriota. Todas las calamidades-revoluciones, guerras, persecuciones-provienen de un equivoco inscrito sobre una bandera. El patriotismo creo que es la enfermedad senil del nacionalismo, no se convierte ya en el último reducto del granuja sino en la real morada del absurdo. Dijo Chesterton que "el hombre está dispuesto a morir por cada idea, siempre que no tenga una idea muy clara de ella". La patria no es más que una proyección colectiva del yo, una invención que pretende englobar en una sola, única e inmutable realidad la suerte de una pluralidad de individuos. Esta ficción sirve para justificar la exclusión y, en último término, la eliminación del otro, del que no pertenece a ese grupo más o menos impenetrable que no ve más allá que esa venda en sus ojos llamada patria. El nacionalismo es un instinto de cual gusto y una herramienta peligrosa. Exclúyase de un país todo lo que deba a los demás, y a ver quién es el guapo que se siente orgulloso de él. Por otro lado, el patriotismo siempre acaba creando apátridas, como un servidor. Me siento más cerca de un chino honrado que de un catalán estafador. Dice Voltaire: "Los prejuicios son la razón de los tontos; no merece la pena hacer la guerra por ellos." La violencia es miedo de las ideas de los demás y poca fe en las propias. La violencia es el último recurso del incompetente o,como dijo Oscar Wilder."El patriotismo es la virtud de los depravados."

    Un fuerte abrazo,amigo

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    1. Es imposible rebatirte. Son argumentos incuestionables y, desafortunadamente, los hechos te dan razón. Un abrazo, amigo apátrida (uno de mis poemas más queridos se titula así).

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  2. Todos los "ismos" me asustan y me producen rechazo. Por ellos o por el uso que se hace de ellos la gente buena se ve envuelta en guerras sin sentido, guerras que dejan algún superviviente para contarlo y hacer de él un héroe que sirva de propaganda y de sentido a la sinrazón.

    Besos sin bandera desde el aire

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  3. Y qué estupendas las dos películas del maestro Eastwood, y qué maravilloso ese díptico, ese doble espejo en el que mirar las mentiras de la guerra. Dijo Bismarck que nunca se miente tanto como después de una cacería, durante una guerra y antes de las elecciones. Y ya ves, amigo José Luis, los engañados siempre son los mismos: los que no cazan, ni declaran las guerras ni se presentan candidatos.
    Un abrazo

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    1. El mundo es el coto privado de los mentirosos. Abrazos, amigo Juan

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  4. Los dos lados de una misma batalla, la de Iwo Jima, tan cruenta como todas las guerras. Tanto "Cartas desde Iwo Jima", como "Banderas de nuestros padres" son dos películas que consiguen remover sentimientos, hacerse preguntas que solo encuentran respuestas inútiles. Muchas veces me pregunto lo que comentas en tu entrada sobre la veracidad de lo escrito.

    Tus efímeras palabras me han gustado mucho, título incluído.

    Un beso.

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    1. Esas respuestas inútiles que tanto ansía el ser humano. Nunca aprenderemos. Besos

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  5. Yo intento cargar cada vez menos banderas
    En cuanto a Eastwood...es simplemente un genio
    Un abrazo

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    1. Eastwood puede ser una bandera de esas que es deseable enarbolar. Abrazos

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  6. Incluso Eastwood, que cargó durante años con el sanbenito-bandera de ser un fascista reaccionario por que hubo quien le confundio con Harry el sucio. Todas pesan demasiado, sobretodo para aquellos jóvenes ingenuos que se alistan de buena fe abanderando causas nobles y no tardan en descubrir el horror. Un abrazo

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  7. Las dos peliculas son un retrato del horror de la guerra ( o mejor la visión de uno de los mejores directores vivos que nos quedan producida además por Spielberg) y resulta admirable que Eastwood haya hecho éste ejercicio de eclecticismo, siempre sorprendiendo tras sus películas del oeste y sus "Harrys sucios".
    En realidad las últimas peliculas bélicas que hemos visto ya no son tan "patrioteras"..nos dejan ver el lado más humano y oscuro, con las consuencias de ese empeño de arrasar con todo..
    Me ha gustado mucho tu reflexión y los comentarios.

    Un beso con aquello tan "viejo" "Haz el amor y no la guerra" :-)

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    1. Es que la barbarie de una guerra no puede servir para ensalzar a patria alguna. Besos pacíficos

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  8. JL, viendo la mítica instantánea de Rosenthal y la historia del soldado Alan Wood, me ha venido un pequeño déja vù entre Eastwood y el maestro Meneses. No he podido resistirme a invitarte a la celebración del tercer festival de Fotoperiodismo Internacional que rinde homenaje al maestro madrileño con Manu Brabo en una mesa redonda. En el blog veras el link de Photon 2013. Abrazos

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    1. Sigo el link con mucho gusto. Gracias por la aportación, amigo. Un abrazo

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  9. Recuerdo ver un documental del instante en el que se realizó la fotografía, toda una oda al patriotismo.

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