jueves, 9 de mayo de 2013

Seymour Avenue

Todos podemos ser esos vecinos amables que nunca ven nada hasta que alguien les va recordando los detalles que solían ignorar: los cuerpos desnudos de mujeres jóvenes que se arrastran en un patio trasero como si de un juego monstruoso se tratase, el trasiego nocturno de bolsas de comida, las visitas casuales de policías que golpean distraídamente la puerta tras la que se oculta el horror.
¿De verdad son tan irrelevantes las vidas de los demás como para que esas pinceladas no desencadenen nuestros vigorosos mecanismos de sospecha?
En fin, imagino que al otro lado del hilo telefónico respondió una voz muy diferente a las que había escuchado durante los últimos diez años, una voz que no iba precedida del miedo a los pasos que se acercan, una voz que no ordenaba, una voz que finalmente, por primera vez, le preguntó.
Amanda Berry no debía saber muy bien adónde estaba llamando. Quizás no dudase del lugar exacto (marcó, con ayuda de Charles Ramsey, el número de la policía) sino del tiempo al que dirigía sus rogativas. “No está aquí ahora. Por eso he logrado escaparme”. Su voz bucea en ese tiempo que le han arrebatado. El tiempo que nunca volverá.
Pie de foto: Pincelada. Martínez Clares, 2010.

22 comentarios:

  1. Sin duda alguna ha sido una noticia impactante y brutal: No se muy bien como ha podido ocurrir eso y como nadie se dio cuenta de nada....¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡pero si estaban simplemente detras de una puerta con un candado¡¡¡¡¡¡¡¡
    Terrible, de verdad
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Me hago las mismas preguntas que tú te haces, José Luis. Tiemblo y me estremezco al pensar en esos 10 años de horror...10 años!!. Este pavoroso suceso da para muchas preguntas.

    Me uno a tu reflexión.

    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El horror habita a nuestro lado y ni siquiera palpamos su olor. Besos

      Eliminar
  3. El horror. La pesadilla. Y para colmo, ahora, el pornográfico espectáculo mediático.¡Qué desgracia!

    Un abrazo, José Luis.

    ResponderEliminar
  4. ¿Irrelevantes la vida de los demás? Desde luego,amigo.El cine y la literatura ha bebido y bebe de todo eso.Simenon con Los vecinos de enfrente.Topor escribió El quimérico inquilino y Polawski realizó una película inquietante.¿El teléfono? Paul Auster en su novela La ciudad de cristal,la escribió por una inquietante anécdota.Paul estaba una vez en su apartamento y llamaron a su teléfono.Lo descuelga y dice:¿quién es? Y la llamada era equivocada.El extraño buscaba un detective.A la noche siguiente vuelve a llamar.Paul le dice que se ha vuelto a equivocar,y,así,sucesivamente.Hasta que un día se imagina:¿Y si le dijera que soy yo el detective? James Stewart en La ventana indiscreta,etc.A veces puden llamarnos personas que están muertas...para recordarnos lo desmemoriados que somos.

    Tu texto da para mucho.Ya lo creo.

    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cierto. Hurgamos en la herida y, por eso, precisamente me sorprende que estas cosas pasen inadvertidas. Nuestros mecanismos de sospecha se han demostrado inútiles. Abrazos

      Eliminar
  5. Ante determinadas noticias uno no sabe cómo reaccionar ni qué pensar, me quedo bloqueado.

    La realidad siempre supera la ficción, por desgracia.

    ResponderEliminar
  6. La naturaleza humana es sorprendente,maquiavélica e inaccesible en muchos casos como este. No me extrañaría que saliese dentro del show mediático la anciana a la cual el muchacho ayudó varias veces a realizar los recados o el vecino al que ayudó a cambiar la rueda del coche. Al tiempo. Es así de incomprensible y así de brutal. Y por que no decirlo abiertamente, así de humano. No comparto las ideas que trataran este comportamiento como animal o enfermizo. Por desgracia es humano. Y bueno es saberlo. Un abrazo

    ResponderEliminar
  7. Me niego a creer que nadie viera nada, sí lo vieron ,pero lo triste es que nadie se para a pensar si ésto o aquello es normal o simplemente se dice " a mí no me incumbe"..¿mujeres desnudas arrastrándose a gatas por el patio..?un barrio tremendo.. ¿ y a nadie le pareció sospechoso?..Ventanas cerradas a cal y canto y tooodos esos detalles que ahora se recuerdan..la indiferencia es una mal que nos acecha y es contagioso.
    ¡Qué horror tan inútil ahora, ver y saber de ellas en un noticiario ! ¿Estamos a salvo ?

    Un abrazo estremecido

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo vieron sin verlo. Qué fácil resulta mirar hacia otra parte. Besos

      Eliminar
  8. Culpable el secuestrador de esas vidas. Culpables los que apartaron la mirada. Culpables los policías que no hicieron nada. Somos todos culpables de la indiferencia humana, todos apartamos la mirada de lo que no nos compete. Y luego nos llevamos las manos a la cabeza cuando nos restriegan el horror ante la cara.
    Besos desde el aire

    ResponderEliminar
  9. La realidad sigue superando a la ficción: cuánto dolor y humillación pueden llegar a infligir unos seres humanos a otros, que oscura puede ser la mente de un hombre. Y encima existe la posibilidad de que ese tipo que dice haberlas liberado, ese tal Ramsey a quien las televisiones recogen en limusina, se haya apropiado del heroísmo de otro...

    Acudo a El País para recordar el nombre de ese hispano que dice ser el verdadero rescatador y me encuentro con la noticia de la muerte de Alfredo Landa. Y me viene de golpe una enorme horfandad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La horfandad nos está visitando mucho últimamente. Un abrazo, Juan

      Eliminar
  10. En EEUU parece que la realidad cada vez supera más a la ficción.

    Un saludo, José Luis.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los USA -que diría Loquillo- es un país indefinible con cimientos de leyenda. Abrazos

      Eliminar
  11. Noticias como esta nos conmueven mucho, pero reflexionamos poco.
    No creo que EEUU sea tan diferente a nosotros, aquí también hay escenas surrealistas, casos terribles que llevan años sin resolverse.
    Como en todas las facetas humanas, creo que la clave está en la educación.
    Saludos.

    ResponderEliminar