viernes, 31 de enero de 2014

Recordando a Félix Grande

Conocí a Félix Grande una tarde de junio del dos mil once. De aquel día, conservo los apuntes nebulosos que tomé de sus palabras, varias fotografías de pose casi marcial y unas dedicatorias escritas con caligrafía envidiable, rigurosa, crucial.
Antes de su conferencia sobre la Poesía del Flamenco, habíamos tenido la ocasión de charlar sobre literatura, muerte y poetas hipocondríacos y, aquella misma noche, conmovido por la sonoridad esférica de su voz, le escribí como quien escribe a un tótem: “Ha heredado de su padre la voz rotunda. Félix Grande sabe seducir con la palabra y con el silencio, que es la manera de hablar más contundente”.
Les juro que llevo varios días conjurándome para no poner el telediario. Son ya muchas las pérdidas irreparables y, aunque acepto que el paso del tiempo es un verdugo metódico y brutal, resulta imposible no emocionarse cuando abres la primera página de uno de los libros de Félix Grande y deslizas los dedos sobre alguna de las líneas que nos dedicó de su puño y letra: “Buenos días, Virginia, te ofrezco mi amistad”.
Pie de foto: Varios amigos compartiendo la tarde con Félix Grande. Virginia Vico, 2011.

16 comentarios:

  1. ¡Qué Grande, Félix! Su "Blanco Spirituals" me abrió los ojos y el corazón a la poesía que, hasta aquel momento de mi inquieta y ávida juventud, intuía, pero no había descubierto. Una de los manantiales primigenios de mi "riografía". Su muerte me pilló de sorpresa y me produjo una punzada de dolor intravenoso, familiar.

    Preciosa tu evocación y tu recuerdo. Que su poesía nos alimente.

    Un abrazo, querido José Luis.

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  2. Un homenaje emotivo y precioso, José Luis. Me han gustado mucho tus pinceladas sobre él.
    Una pena, aún me duele su muerte y es que es muy pronto aún.

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    1. Uno sólo puede dejar pinceladas por le conocí de manera efímera. Por ahí habrá quien profundice en el personaje. Lo merece.

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  3. Una vez más tengo que reconocer que no he leído nada de este escritor y me apura decir que llego a él a través de su muerte, pero es la realidad.

    A ti te queda mucho más que su escritura, te queda ese recuerdo imborrable de haber compartido charla con él.

    Un beso

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    1. Son esas pequeñas cosas las que van hilvanando el corpus del recuerdo. Besos

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  4. Hay ciertos textos narrativos de Felix Grande con los que contraje una deuda literaria hace muchos años. No coincidí nunca con él, y bien que hubiera querido. Envidio ese momento de la fotografía, que compartiste, ya lo veo, con gran nuestra amiga Pilar. Hay un libro de Gamoneda cuyo título viene al pelo para tanta mortandad de poetas: "Arden las pérdidas". Y sí, arden. Un abrazo Grande.

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    1. Ah, nuestro Gamoneda, qué preciso. Pues sí, amigo Juan, con Pilar... y este jueves con Luis García Montero. Un abrazo

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  5. ¡Que bonita y conmovedora dedicatoria! Iré a conocer su obra en cuanto pueda y espero será uno de los poetas de nuestro "Emotionage"!

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  6. Sin lugar a dudas, los grandes desaparecen. Demasiadas pérdidas, demasiado dolor y poca sucesión... EL tiempo lo dirá. Pero ellos son irrepetibles.


    Saludos, Anna

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  7. No lo conocía, veo que llego tarde y por lo que leo una gran pérdida.
    Lo lamento.

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  8. Imprescindible e ineludible. Un auténtico hilvanador de palabras. Siempre construyendo puentes hacia el alma del lector. Lástima...aunque cierto es que su obra permanece intacta. Un abrazo

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