lunes, 8 de septiembre de 2014

Besos rotos

Veinticinco años. Siete días. Cien salas. Se diría que estoy hablando de una condena, pero se trata más bien de una magnífica e inusual noticia.
Si son ustedes de esos afortunados que aún disfrutan de un cine en su provincia de residencia, lleven a sus vástagos a ver Cinema Paradiso y regálenles, de esta manera, la chispa que podría prender la llama de una pasión.
Ah, y  no concedan demasiada importancia a esos comentarios que, con motivo de su regreso a las carteleras, atribuyen a la cinta de Tornatore la inconsistencia de poseer una trama excesivamente simple (qué pensaría de este exceso un genio como Hitchcock que redujo sus tramas a la estúpida categoría del MacGuffin). Si la historia es sencilla es porque la película nos cuenta únicamente que el cine, como la vida, se reduce a una armoniosa sucesión de besos rotos.
Pie de foto: cartel de Cinema Paradiso.

18 comentarios:

  1. Un tipo que cine que ya ha desaparecido,amigo. Qué sensibilidad de película y qué amor al cine. Qué bonitas esas escenas rodadas dentro de la cabina de proyección, ese lugar tan mágico y tan carente en las películas. Buster Keaton realizó también ese prodigio que es El moderno Sherlock Holmes, allí lo vemos trabajando en el interior de una cabina de proyección y sueña que se adentra en la película. Sin embargo en La rosa púrpura del Cairo de Allen no se ve esa cabina. Cinema Paradiso es maravillosa. Recuerdo ese cuento filosófico que se cuenta en el filme sobre ese hombre enamorado y en donde debe pasar mil días debajo del balcón de su amada. Sufre vientos,lluvias,tempestades, hambre,frío,calor, y cuando le queda solo un día para cumplir el mandato coge el tío y se va. ¿Por qué? ¡Y yo que sé! Luego vienen todos esos besos robados y conservados en latas de positivado.

    Abrazos,amigo.

    ResponderEliminar
  2. Trama simple? Es sencillamente la pelicula mas emotiva que he visto nunca
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Tengo una muy personal especial relación emotiva con esta cinta, de tal carga y potencia, que me impide verla sin sucumbir en un largo llanto, ni siquiera puedo escuchar su banda sonora. Exagerado pero cierto.

    Un abrazo emocionado.

    ResponderEliminar
  4. Con reestrenos así uno puede volver a usar el cine maquiavélicamente para conquistar corazones en la oscuridad de una sala. Jovenzuelos del mundo, aquí hay un filón.

    Cuídate, José Luis.

    ResponderEliminar
  5. Me encantaría poder verla en sala grande, aunque sé que no podría evitar esas lagrimillas que me caen siempre al final... En fin, menos mal que las salas son oscuras y que seguro no iba a ser la única con necesidad de pañuelo. Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es muy saludable llorar en una sala de cine. Eso rentabiliza la entrada por sí solo. Saludos

      Eliminar
  6. Veinticinco años son una eternidad si tenemos en cuenta lo que ha cambiado el cine en este tiempo (o el tiempo que hace que el cine dejó de serlo). Hermosísima película, que ya hizo las delicias de mi pequeña hace tiempo, salvo, ay, precisamente el final, que se durmió. Y por más que he intentado volver a ponérsela, siempre ocurre algo. Tu llamada de atención puede ser una buena ocasión para recuperar para ella aquellos besos robados... Un abrazo en celuloide, José Luis.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. "Parece que fue ayer" es una frase muy recurrente pero, a la vez, muy cierta. En fin... mi peque aún es demasiado pequeña para acercarse a Totó, pero todo se andará. Abrazos

      Eliminar
  7. Un placer siempre pasar por esta casa...hoy no coincidimos del todo con la bobina, pero que más da, coincidimos en la pasión por el séptimo....un abrazo y sigue robando fotogramas al sueño

    ResponderEliminar
  8. Hace 25 años erábamos todos más jóvenes pero la emoción, la sensibilidad si se tenía entonces, ahora todavía más, aunque algunos la disfrazan con la edad bajo una capa de cinismo. Si ahora se dice que la trama es simple es porque en estos 25 años hemos continuado queriendo complicarnos la vida y alejarnos de la conexión directa entre lo que vivimos y lo que sentimos…espero que la re-edición de esta película, contribuya a hacer el camino al revés. Hay que contribuir todos en esta necesaria recuperación; yo lo intento (entre otras cosas) con mi blog (www.photosatriani.wordpress.com ) con mi fotografía del silencio (http://photosatriani.wordpress.com/portfolio/ ) y con el proyecto Emotionage en el cual cuento también que el apoyo y contribución de nuestro José Luís

    ResponderEliminar
  9. La conexión entre lo que vivimos y lo que sentimos... estupenda reflexión. Un abrazo

    ResponderEliminar
  10. Me he regalado el DVD y aunque nunca será lo mismo pienso ponerme a ello en cualquier momento en el salón de mi casa...apagando luces y sin palomitas..sissssh!!

    Placeres no culpables.

    Besos, amigo :-)

    ResponderEliminar
  11. José Luis, anoche tuve la suerte de visionar esta película.Me pareció exquisita por la simpleza de la historia que narra, (larga vida al cine que retrata historias simples, historias de emociones humanas), atemporal, divertida, entrañable, y con una banda sonora deliciosa. Es un magnífico documento sobre el cine y el impacto que este tuvo en la sociedad de aquellos años. La observé con deleite porque tú ya me habías puesto en antecedentes.
    Gracias.
    Sete.

    ResponderEliminar