viernes, 3 de octubre de 2014

Una cita ineludible

No fue un día cualquiera. El lunes 3 de abril de 1978, Woody Allen triunfó en la ceremonia de los Óscar. Logró las estatuillas al mejor guión y al mejor director por una de sus obras de culto: Annie Hall. Pero Allen no estuvo allí pues la ceremonia coincidía con su concierto semanal en el Michael´s Pub, uno de esos lugares que, asociados a un momento concreto, han edificado gran parte de la profusa mitología del siglo XX.
Más que pensar en los motivaciones del genio de Brooklyn, con frecuencia me pregunto qué sentirían ese selecto grupo de elegidos sabiendo que Allen no estaba en el Dorothy Chandler Pavilion sino allí, en el 21 de la avenida 55, sobre el escenario, a unos escasos metros, apenas camuflado entre la densa humareda del jazz, sacando brillo, como todos los lunes, a su demacrado clarinete.
Pie de foto: Woody Allen empuñando su longevo Albert System. Sitio web de la imagen.

12 comentarios:

  1. El caso del viejo Woody como músico cobra mayor trascendencia en Europa agotando todas las entradas en un periquete. Esto es debido al reconocimiento como director pero no como músico, que es bastante mediocre y él también lo sabe. He intentado ir a sus conciertos aquí en Barcelona, pero no hay manera. El politiqueo y el amiguismo hace que las entradas ya estén compradas antes de dar la noticia oficial. Pero ya digo, es por ver en persona al gran cómico, al gran director, al gran escritor, a la gran leyenda viva del cine. Para mí Woody ostenta el récord, nunca igualado por ningún otro director, de haber realizado en la década de los ochenta, más películas sucesivas de obras maestras. De todas maneras, prefiero escucharle tocar el clarinete en directo que ir a cualquier concierto que se organiza en el campo para que paste el ganado.

    Abrazos, amigo.

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    1. No me atrevo a juzgarlo como músico, pero al cineasta le pongo un monumento. Abrazos

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  2. Siguiendo la misma linea de pensamiento, Allen arrastra gente por ser quien es, por su obra cinematográfica, porque representa el Nueva York, el Manhattan que muchos soñamos o sentimos como nuestro, es el jazz..esa música suya y de todos..

    Capítulo primero.. Él adoraba la ciudad de Nueva York..una ciudad que existía en blanco y negro..

    Besos

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    1. Allen es nuestro blanco y negro en este cine actual tan coloreado y tan alejado de nosotros. Besos

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  3. Dicen los muy entendidos que no es un gran clarinetista, pero yo vi el Wild Man Blues y me gustó. Lo importante es la fidelidad a una pasión (y, a título personal, que yo conseguí a mi chica con sólo leer el guión de Annie Hall, eso es ser una película romántica). Un abrazo.

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    1. Sólo por esto que cuentas merece la pena escribir un buen guión. Abrazos

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  4. Bueno....habrà de todo....supongo que habrà quien lo aplaudirà y quien lo considere un gesto snob....hay tantos que darian un riñon por pisar esa alfombra y sentarse en esas butacas...
    Forma parte de la leyenda esa ausencia ....aunque Venecia no se lo pierde....prefiero su cine a su musica....un tipo particular. Un abrazo

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    1. Un excéntrico que ha hecho del cine una forma de psicoanalizarse. Un genio... con problemas de neurosis. Abrazos

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  5. Lo irónico es que a lo que le da de comer puede ausentarse. Eso sí que es de grandes.

    Un saludo, José Luis.

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    1. Ausentarse del puesto de trabajo. No sé que pensaría la CEOE. Abrazos

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  6. Sucede que cada cual ve premios dónde quiere. A Allen le aguardan cuatro premios mensuales, a razón de uno por semana, ahí es nada. ¿Será ese el criterio? A saber.
    Un abrazo.


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    1. Wilder dijo: "Los Óscar son como las almorranas. Tarde o temprano consigues alguno". Besos

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