jueves, 16 de junio de 2016

Creando ciudades

Apocalipsis. Martínez Clares, 2010.

Nunca se termina de hacer una ciudad. Apenas se concluye por el norte, ya hay que empezarla nuevamente por el sur. Sus calles, que primero se asfaltaron, después se adoquinan; sus edificios son derribados o remozados para especular con sus despojos o para adecuarse a las nuevas necesidades que la sociedad, en su devenir, va generando; los barrios periféricos se adecentan tan sólo para limar algunas de sus asperezas; sus recorridos más cotidianos se marcan con fugaces líneas amarillas, líneas que nos conducen cada día, sin aspavientos, a la desmoralización del tráfico detenido; y a veces, incluso, se levantan andamios sobre nuestras cabezas para que los peatones podamos seguir transitando bajo ellos camino de nuestro trabajo o de la oficina del paro.
Nunca se termina de hacer una ciudad porque se trata de un organismo vivo que se desarrolla alimentándose de sí mismo, como un producto eternamente inacabado que crece y decrece siguiendo las pautas que le va marcando el aburrimiento de sus pobladores.

8 comentarios:

  1. En mi caso, en la ciudad siempre estoy de paso. Una bonita foto de ese organismo vivo que con tanto acierto nos explicas.
    Buen día, amigo.

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    1. Eso es una ciudad... un lugar de paso. Aunque lleves allí veinte años. Pero algunas son maravillosas porque son nuestras. Besos

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  2. Ese cielo rojo amenaza con devorar las gruas, jirafas metálicas que se recortan sobre ese lienzo.
    La ciudad sin limites.

    Besos

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    1. La jungla de asfalto... con sus concejalías y todo. Menudo thriller. Besos

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  3. Aquí en Sevilla tardaron casi 7 años en hacer las famosas "Setas", y ya llevan casi el mismo tiempo rematando la Torre Pelli. Parece que esta ciudad sabe bien del tema de tu entrada.

    Un saludo, José Luis.

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