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Viñeta de Mesamadero en el Ideal del sábado 22 de octubre. |
Nada les va a parar. Sabemos que
removerán la tierra, que lo seguirán buscando porque Lorca tampoco está en el
Peñón del Colorado y ellos (los técnicos) sospechan que alguna de sus últimas
paladas puede haber rozado la portentosa osamenta del genio. Se diría que encontrar
al poeta más allá de sus libros es una misión imposible, aunque conocemos el
tesón con que los buscadores de tesoros se entregan a sus mayores desafíos. Cualquiera
de nosotros, amantes de la escasa pericia, ya habríamos abandonado con sólo
echar un vistazo al terreno, como abandonaron, hace más de treinta años,
Strummer y Arias.
Joe Strummer -líder de The Class-
quedó con Jesús Arias en un garito de Madrid. El británico apareció a bordo de
un sublime Dodge-Dart gris metalizado con el techo negro -su ya mítico Spanish-American car, como él mismo lo
bautizó- y, con la excusa de probar el carro, le propuso a Arias algo que bien
podría ser el título perfecto para cualquiera de los temas de su banda: "Let's go to Víznar". Anochecía,
cuando llegaron a Víznar y Strummer decidió confesarle sus verdaderas
intenciones: pretendía comprar unas palas para buscar la tumba de Lorca y
desenterrarlo. En vano, Jesús Arias trató de explicarle que habría que remover
miles de metros cúbicos de tierra y que, probablemente, después de tantos
decenios, ni siquiera encontrarían vestigios de los enterramientos. Pero Joe sólo
entró en razón cuando Arias le llevó al paraje donde se sospecha que Lorca fue
fusilado. Allí, prendió un pitillo y, mientras observaba la puesta de sol, comenzó
a llorar. "Puedo escuchar el grito
de los muertos, la tragedia que ocurrió aquí".
Strummer comprendió en un
instante de silencio todo lo que jamás notarán los geo-radares y supo, como por
arte de magia, que es absurdo seguir buscando a Lorca entre escombros y terraplenes,
porque todos deberíamos saber a estas alturas que Lorca descansa entre versos, que
habita las páginas de sus libros y que sigue iluminando, cada día, las
estancias más oscuras de nuestra memoria.
The Clash - Should
I stay or should I go
¿Quién preferiría unos huesos –que no aparecerán, como no aparecieron los de Cervantes más allá de toda duda razonable- cuando se puede tener enteramente vivo a un poeta con solo abrir uno de sus libros? Es cosa de pensarlo, sobre todo si, además, en el empeño de desenterramiento se invierte un esfuerzo mecánico tan desmesurado y para la lectura bastan unos minutos de concentración y silencio. Un abrazo.
ResponderEliminarAl final, como en el caso de Cervantes, aparecerá algo y eso será Lorca, podamos o no asegurarlo. Pero Lorca, en realidad, está el cortijo del Fraile o en la casa de doña Bernarda. Un abrazo
Eliminar¡Qué hermosa forma de verlo!.. cuánta razón y qué suerte que sea así.
ResponderEliminar"Lorca descansa entre sus versos, habita las páginas de sus libros y sigue iluminando, cada día, las estancias más oscuras de nuestra memoria"
Besos, amigo.
Es la única forma que se me ocurre. Todo lo demás es dinero e ideología. La emoción está en sus libros, en su memoria. Besos
EliminarSublime. Solo un poeta puede contarlo así.
ResponderEliminarAbrazos.
Mira cómo acaban los poetas... los de verdad, claro. Abrazos
EliminarSublime, sin palabras me deja tu lucidez. Un abrazo. Cuanto nos queda por recorrer, verso a verso que diría el otro.
ResponderEliminarEstamos en el camino. Un abrazo, Víctor
EliminarPaso de opinar sobre toda esta necrofilia ibérica, que me parece a mí que es más una pose política que no otra cosa. Yo tengo toda su obra en mi biblioteca y lo releo constantemente, más su poesía que su teatro. "Y la vida no es noble, ni buena, ni sagrada". Dijo este gran poeta. Sobre mi escritorio tengo una cartulina blanca con estas bellas palabras del poeta granadino:
ResponderEliminar"...yo no soy un poeta, ni un hombre, ni
una hoja, pero sí un pulso herido que ronda
las cosas del otro lado".
Pues eso.
Un fuerte abrazo.
Tanto enterrar a alguien como desenterrarlo posteriormente es una cuestión puramente ideológica. Lorca está en esa cartulina tuya. Y la Junta sin saberlo. Un abrazo
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