Nunca leo una obra premiada hasta que consigo olvidar que ha sido premiada. Quizá no me seduzca hacer lo que imagino que deben estar haciendo miles de personas al unísono o puede que, simplemente, dude del criterio de los miembros de un jurado. Cualquier psicoanalista me insinuaría que estas rebeldías anacrónicas deben tener su origen en la subsistencia de alguna de mis perversiones adolescentes.
No obstante, hay ocasiones en que los premios no consiguen decepcionarme aunque se lo propongan. Con los caballos me ocurre lo mismo. Les voy a dar dos soplos: La hermandad de la buena suerte (Fernando Savater, 2008) me ha permitido cabalgar sobre el supuesto declive de Espíritu Gentil y rememorar cómo, hace años, también conseguí despejar las incógnitas que a priori planteaba Broadway Bill (Frank Capra, 1934).
Mi padre me diría que éstas son apuestas carentes de riesgo porque sus autores siempre montan caballos ganadores. Pero un libro sin leer siempre es un secreto. Acaso una confidencia. Hagan apuestas.
Pie de foto: El mar. El tiempo. Martínez Clares, 2011.
Personalmente savater como novelista me parece mediocre.Mucho mejor es su faceta de ensayista
ResponderEliminarUn abrazo
Me ha llamado la atención esta entrada, quizás porque de alguna forma pienso de la misma manera. Mi rebeldía hace que me aleje de los best-sellers y busque y rebusque en las librerías obras que se llenan de polvo en los estantes. Fué el caso de un librito escondido "Mi perra Tulip" de J.R. Ackerley, fantástico libro ó cuando encontré "El amante" de Marguerite Duras, ó Dafnis y Cloe de Longo, una delicia de novela pastoril, el primer libro de Alain Martín Molina "El pasado fué una guerra","La chica con pies de cristal" de Ali Shaw, los libros de Alice Sebold, mi maravillosa Matilde Solis...bueno y tantos otros. La trilogía de Larsson ni tan siquiera la he comprado, seguro que es una obra buenísima pero era el único libro que se veía en las manos de la gente (en los viajes del metro que es cuando observo estas cosas)y me negué a leerlo y sentí pereza, quizás algún día. Ahora estoy leyendo "La casa de los amores imposibles" de Cristina López Barrio, su primera novela para público adulto y me está gustando mucho, mucho. Creo que me he extendido demasiado pero es que el tema me ha gustado y no puedo evitar enrollarme un poquito, espero que me disculpes, un cordial saludo,
ResponderEliminarNo quisiera pensar, Carmen, que nos reafirmamos mediante la negación de los demás. Creo que deberíamos consultar a Woody Allen, al respecto. Un abrazo.
ResponderEliminar¿reafirmarse con la negación de otro? no creo, simplemente es una coincidencia. De todas formas, soy de las que piensa que el aleteo de una mariposa sobre una hoja, no esconde la causa última de un terremoto, saludos cordiales,
ResponderEliminarEl efecto mariposa... coincido contigo plenamente. Saludos.
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