miércoles, 25 de mayo de 2011

Las agujas del reloj

Siempre he mantenido la hipótesis de que el cine es esencialmente literatura. Aparte de algunos escritores, existe un número importante de cineastas que parecen empeñados en desmentirme. Lo lamento por ellos, porque ayer, al filo de la medianoche, deambulé poéticamente por un París que ya creía muerto.
Les cuento.
Midnight in Paris (Woody Allen, 2011) disfruta de un guión tan veraz que otorga credibilidad, por sí solo, a la mayor de las quimeras y, por ende, demuestra que a veces son los sueños los que acaban por determinar la realidad.
Allen -un metafísico cuya única doctrina reconocida es la hipocondría- ha logrado vencer a la muerte de la única forma que puede hacerse: burlándose de su predecible llegada.
Pie de foto: Atlas del errabundo. Martínez Clares, 2009.

3 comentarios:

  1. La vi hace unos dias y me gusto bastante,a pesar de no ser el mejor Woody Allen.No obstante la pelicula consta de momentos sublimes y de personajes fascinantes que no voy a desvelar aqui por si alguien aun no sabe de que va
    Un abrazo

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  2. Un saludo, Jose Luis. Vine todo abajo y a derecho, esparciendo +1, asombrada con la lucidez y sensibilidad que trasparentan de tus pies de foto. Me curvo en una venia ante tu agilidad mental, la precisión de tu léxico, la diversidad del tono de tus observaciones, tu mirada aguda y percepción brillante.
    Volveré por las entradas antiguas.
    Un saludo cordial y un abrazo afectuoso.

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  3. Tania: Tenerte aquí es un placer. Reencontrarte será desde hoy un objetivo. Te enlazo... faltaría más. Saludos.

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