Capote pensaba que Marilyn habría estado absolutamente maravillosa en el papel, pero en la Paramount decidieron que fuese para Hepburn.
Nadie daba un duro por ella.
No sabían que Audrey también sufría sus “días rojos” y que en su adolescencia no siempre disfrutó de buena comida y refugios antiaéreos.
Parecía una ingenua, pero Hepburn se metió en la piel de Holly Golightly con condiciones: al finalizar la película, es mucha la gente que no sabe a qué se dedica Holly. George Axelrod supo darle un toque de excentricidad al crudo personaje de Truman Capote y la ambigüedad terminó por aniquilar cualquier atisbo de certeza.
Anoche, volvió a caer en mis manos y sentí que tuvo que ser todo un reto para Audrey meterse en ese vestido de Givenchy y visitar con tanta frecuencia el tocador. Quizá por eso, Paul empieza su reportaje escribiendo: “Había una vez una chica muy bonita y muy asustada”.
Pie de foto: Cartel de la película.
Cara de asustada si tenía, si...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Ella era consciente de que tenía que sacudirse el aroma a princesa que la acompañó durante los cincuenta, pero interpretar a una prostituta era un reto importante para la época. Quizá excesivo. Besos
EliminarLa pelicula es deliciosa, algunos creen que sobrevalorada. Yo opino que no.El tema de Mancini ayudó mucho a construir esa leyenda y por supuesto esa "flacucha" encantadora que en realidad ejercia el oficio "más viejo" del mundo ( al menos la novela iba de eso)Dos perdedores, ella y ese escritor que tambien vendia "su compañia"..hasta el gato sin nombre.
ResponderEliminarMe quedo con los croisand sin diamantes pero en su compañia.
Un abrazo
Es una película que rompe moldes. La película que nunca debió hacerse: Capote no quería a Hepburn; Edwards no quería a Peppard; a Hepburn le horrorizaba su papel... Y todo cuadró hasta dar este resultado inolvidable. Es una película, como se dijo en la época, excéntrica, que versa sobre una excéntrica. Un abrazo
EliminarMe gusto la pelicula,pero el final es demasiado edulcorado y no se corresponde con el libro...no se como Capote lo permitio
ResponderEliminarUn abrazo
Capote quiso interpretar el papel de Peppard. Se lo quitaron de la cabeza diciéndole que era poco para él, que quedaría ensombrecido por el carisma de Holly. La vanidad de un escritor muy vanidoso... y genial. El guión, en general, fue edulcorado. Ni Hepburn ni los espectadores estaban preparados para dar ese salto. Abrazos
EliminarYo confieso que cuando vi por primera vez Desayuno con diamantes no sabía realmente de qué iba el personaje de Holly. Teniendo en cuenta que la vi siendo una cría, es normal. Mis días rojos son menos rojos gracias a ella.
ResponderEliminarSu imagen es lo último que veo cada día antes de dormirme.
No imagino otra Holly que no sea Audrey.
Un beso
Los días rojos tienen un aroma de pesimismo... de ellos nacen otros días mucho mejores. Un beso.
EliminarYa se que es una cuestión menor, pero lo que yo siempre me he preguntado es como pudo colarse Jose Luis de Vilallonga en esta historia. Siempre he pensado sin tener datos que lo logró tomando copas en alguna fiesta neoyorkina con Capote, pero no lo se...
ResponderEliminarHas dado en el clavo. Vilallonga daba el perfil de ese personaje y fue propuesto por Audrey Hepburn y su marido Mel Ferrer. Ellos vivían en Berna y conocían al aristócrata de algunas fiestas en París.
EliminarUna película preciosa, entre mis favoritas.
ResponderEliminarLos días rojos son tal y como dice ella, para desayunar en Tifannys, aunque sea viendo el escaparate.
Un desayuno con buenas vistas es algo a lo que no se puede renunciar. Saludos
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