Imagino a Tom Stern –en la actualidad, director de fotografía y, entonces, electricista jefe del rodaje- regresando de la exposición del pintor en Seattle con la imagen hirviendo en su cabeza, disfrutando de ese dolor excitante que padece la gente de talento cuando siente la necesidad de prolongar los caminos de una creación artística.
Los comedores de patatas fue la clave para que Eastwood y su director de fotografía, Bruce Surtees, decidiesen rodar los interiores de El jinete pálido en la más absoluta oscuridad, en contraste con esa luz blanca, deslumbradora, que acompaña al protagonista en los exteriores.
Quienes hayan visto la película saben que es difícil reconocer a Eastwood entre las sombras, pero eso no le importaba gran cosa al cineasta porque hay personajes tan crudos que no precisan de un rostro que los ampare.
Pie de foto: Cartel de la película.
Como tú bien dices la luz de esta película es un personaje más de la historia. Sin esos contrastes luminosos no hubiese sido la misma.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Efectivamente, es el contraste lo que define la atmósfera de la película. Esa fue la intención de Eastwood y Surtees. Besos
EliminarImprescindibles, y lo son porque saben bien su oficio. La fotografia tan ligada al cine empieza por acercarse a la pintura y ¡ quién mejor que El Loco del pelo rojo !.
ResponderEliminarEl cartel de la película es estupendo. Eastwood un maestro consagrado. La vida nos depara tambien luces y sombras.
Un beso en mañana de sol
Eastwood ha terminado por consagrar hasta la primera parte de su obra, que había pasado desapercibida para la mayor parte de los aficionados. Un beso
EliminarDespués de "Unforgiven", quizá sea mi western preferido de Clint. Desconocía por completo que la fuente de inspiración del director de fotografía fuera esa obra maestra de Van Gogh, me ha resultado muy curioso, supongo que el buen arte se auto-alimenta inconscientemente.
ResponderEliminarUn saludo, José Luis.
La historia del arte está llena de retroalimentaciones, de curiosas conexiones, de inspiraciones originales. También ahí radica el interés del espectador por conocer, por ver, por buscar y, a veces, por encontrar el rastro de las influencias. Abrazos
EliminarLa luz es materia, y de su densidad, más que de su intensidad, depende muchas veces el carácter de la obra visual. También la obra de Clint Eastwood adquiere densidad con el paso del tiempo, incluso su obra pasada, lo cual tiene aun más mérito.
ResponderEliminarUn saludo.
Poco que añadir a tu certero comentario. La luz lo es todo en la creación artística. Incluso cuando reinan las sombras. Un saludo
EliminarY el infierno le seguía...Esa frase eslogan se repitió durante un parde semanas en mi cabeza hasta que por fin la estrenaron. En ocasiones se habla de bonitas películas con una fotografía muy bonita...
ResponderEliminarEsta con sus claroscuros tan acentuados tal vez no sea presisamente bonita, pero resulta francamente excelente para la historia que se cuenta.
Tom Stern es admirado por unos y discutido por otros precisamente por eso.Por una acusada personalidad que le lleva a huir de florituras y pegarse como un guante a cada historia.
Gran historia y gran personaje. Un abrazo
Es que la frase tiene narices... qué tremendismo. Stern era un absoluto desconocido para mí. Encontré su nombre en un libro que cayó en mis manos y, desde luego, la historia me llamó poderosamente la atención. Qué extrañas conexiones justifican la creación artística, sus matices, sus derroteros. Un abrazo
EliminarSufrir y deleitarse con la obra terminada, una vez y otra más. Esas semillas de las que otros extraerán ideas, igual que nosotros exprimimos el aire compartido y lo bebemos a solas.
ResponderEliminarUn saludo.
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EliminarLas semillas que se esparcen por los campos de la creación, la lluvia que las estimula, los recolectores que las siegan... el ciclo sigue su curso ininterrumpidamente. Saludos
EliminarLa rudeza es muy perceptible dentro de la oscuridad, la bondad ya no tanto.
ResponderEliminarUna apreciación luminosa. Abrazos
EliminarAmigo, JL. Has hablado de un personaje, que es un mago de la luz. Como en su momento lo fue Musuraca. La relación entre el oficio de eléctrico y el jefe cameraman u operador de cámara, es un binomio muy interesante de la vieja escuela. A mí me gusta mucho, Mr. Stern. Ha aprendido todo el oficio junto al inseparable, Caravaggio de Mr. Eastwood: Bruce Surtees. Por cierto, a esa obra maestra, ”El jinete pálido” la crítica idílica parisina y divina de Cannes, lo más agradable que le dijeron al ínclito Clint fue;… (“lo censuro, JL. Me parece tan repugnante”). Las hemerotecas rompen el corazón al más optimista… Abrazos
ResponderEliminarLas hemerotecas son el infierno de los que se desdicen. Abrazos
EliminarInteresante.Además en esta película Clint se salta una norma importantísima a la hora de rodar una película:el salto de eje.Aquí lo utiliza en su veneficio.Lo vemos salir por el encuadre de la derecha y luego se introduce por el mismo lugar.Claro,es un fantasma y los espectadores cuando la ven por primera vez quedan completamente desconcertados.
ResponderEliminarAbrazos
No me había fijado en ese detalle. Desde luego, no se te escapa una. Un abrazo
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