lunes, 4 de marzo de 2013

El apetitoso olvido

Le recordamos a Antonia que ayer comió gachas.
¿Cómo es posible olvidar algo tan delicioso en sólo veinticuatro horas? 
Parece que nuestro estómago carece de memoria. Tal vez por eso necesitemos comer todos los días.
Pie de foto: Gachas. Martínez Clares, 2013.

12 comentarios:

  1. Pues mira....yo me alegro de que nuestro estomago tenga poca memoria...asi los platos no dejan de sorprendernos
    Un abrazo

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    1. Te confieso que yo tengo la memoria estomacal como un pez. Amnésico perdido. Abrazos

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  2. En que mala hora he entrado estas horas a leerte yo que vengo de rehabilitación y sin comer.
    :P

    (Babeando estoy)

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    1. Esta entrada es para leerla de madrugada. Olvidé la recomendación en el encabezamiento. Un abrazo

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  3. En este tiempo, un buen plato de gachas -como las de la foto- ayuda a la inspiración y, si se sobrevive, alienta la creación poética.
    Un abrazo.

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    1. Se sobrevive si después te echas al monte y andas un rato. Estos días, la nieve ha hecho del campo un lugar también alentador. Abrazos

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  4. Y sin embargo Proust quedó para siempre atado al recuerdo de sus magdalenas.

    Un abrazo entre plato y plato, José Luis.

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    1. Proust era un nostálgico. Ya estamos en los postres, amigo Miguel. Abrazos

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  5. Una cosa es lo que necesitamos y otra muy distinta la constante visita de la gula, un día sí y otro también. Un abrazo.

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  6. A éstas horas no consigo acordarme a qué saben las gachas..a lo más que llego es a ese vaso de leche con galletas, memoria infantil si acaso.

    Besos y buenas noches

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    1. Es la hora de meternos en la cama, como los niños buenos. Qué aproveche. Besos

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