La señora Densch le espeta al señor Densch: “No consentiré que te entrometas entre yo y mis modistas”. Este diálogo crepuscular supone el comienzo perfecto para cualquier ruina económica y nos da igual que esté escrito en mil novecientos veinticinco y que nos hable del Nueva York de la Edad del Jazz porque hay novelas que, por muchos años que cumplan o por muy lejos de aquí que fuesen concebidas, siempre nos anticipan todo lo que vendrá después.
Mucho se ha hablado de los protagonistas de Manhattan Transfer, esos cientos de personajes anónimos que transitaban por las calles de una incipiente Nueva York y que se quedaron caprichosamente prendidos a sus páginas, pero lo que realmente emociona de la novela es la actitud de su autor: Dos Passos, desaparecido desde el primer párrafo, no entorpece el destino de sus protagonistas ni determina el ritmo temporal de la narración. Créanme si les digo que la historia, que no contiene ni una sola acotación cronológica ni un indecoroso conector temporal, discurre a lo largo de más de veinte años gracias a una sucesión melodiosa de genuinas escenas cinematográficas.
José Robles Pazos, en su prólogo a la primera edición española de la novela (1930), nos presenta a este narrador ágil, flamante, que nos parece tan actual casi un siglo después: “John Dos Passos, de origen portugués, seis pies de talla, desgarbado, miope (…) no es de esos americanos que, como el mismo dice, viajan para pasear sus baúles”.
Cuando uno lleva leídas doscientas páginas de la novela, ya tiene claras tres cosas: la primera, que no es de extrañar que Scott Fiztgerald, el otro insigne miembro de la Generación Perdida auspiciada por Gertrude Stein, quedase asombrado con la historia; la segunda, que si Jimmy Herf y Ellen Thatcher acabasen juntos nunca podrían ser felices; y la tercera, que Charles Bukowski y Roberto Bolaño son dos genios que, necesariamente, tuvieron que leer a John Dos Passos en su juventud.
Pie de foto: Nueva York, 1925.
Necesariamente, en el caso de Bolaño al menos. Y no lo había pensado, pero el apunte de Bukowski me parece excelente y muy oportuno.
ResponderEliminarComo muy bien sabrás, si lo dijo José Robles, amigo, camarada y traductor al castrellano del escritor...nadie como él para dibujar los rasgos del hombre. La desaparición de Robles demostró que Dos Pssos efectivamente, no viajaba para hacer turismo. Y la busqueda del amigo la relata Martinez de Pison con mucho detalle.
Sobre la novela, magnífica y sobre la generación perdida, son temas inagotables, apasionantes siempre. No pasan los años por esa obra deslumbrante. Un abrazo
La Literatura es inagotable en sí. De ella nacen el cine y otras cuantas cosas por las que merece la pena vivir. Abrazos
EliminarPor ciertas historias nunca puede pasar el tiempo..están ahí generación tras generación. Y eso me recuerda que debo pasar el polvo por mis queridos libros amontonados.
ResponderEliminarUn abrazo
Los libros están bellísimos cubiertos de polvo. Son como una casa cerrada esperando a ser habitada. Besos
EliminarQue esse Dia Dos Namorados
ResponderEliminarSeja o mais Feliz da Sua Vida.
Tomara , que esse Dia tenha resevado
momentos de eterna felicidade.
Não importa o Pais onde você esta ou mora
essa Data deve ser comemorada com amor e muita Paz.
Na postagem tem um presente é seu pode levar
ficarei feliz em ver no seu blog.
Um beijo terno e carinhoso.
Um abraço pelo Dia consagrado ao amor
e felicidade.
Carinhosamente ,, Evanir..
Dos Namorados suena estupendo. Hay lenguas que son obsequiadas con la armonía y no sabemos por qué.
EliminarLeí Manhattan Transfer a una edad en la que probablemente todavía no estaba preparado para entenderlo. Y sin embargo conservo tan vivo el recuerdo de su lectura...como un viaje imaginario a un mundo real, tal vez al mundo que me esperaba. Es la grandeza de la gran literatura, el otro "transfer".
ResponderEliminarUn abrazo.
Es un libro que se nos queda agarrado. He soñado con él varias noches y te aseguro que no es la historia más fascinante que he leído. Pero hay algo ahí... no sé... quizá el ritmo tan semejante a nuestro día a día... o tal vez ver cómo pasa la vida ante nosotros inalcanzable. Abrazos
EliminarJL, magnífico escritor y periodista. Exquisito y sobresaliente como toda la generación a la que representó. Fue asesinado vilmente. Dicen las biografías de Hemingway, que lo adoraba Incluso, hablan de hipotéticos celos hacia el de Illinois. Eran paisanos y se sentían muy unidos. No obstante, EH se sentía caribeño. Tras la muerte de JdP, "Papa" siempre tuvo una actitud diferente en sus relaciones personales. Un gran detalle, rescatar la novela y volver a escuchar el nombre de su autor. Abrazos
ResponderEliminarSon rescates obligados y que deben hacerse recurrentemente, porque, en los escaparates de la actualidad, hay libros que no hay quien los rescate. Abrazos
EliminarEl primer párrafo de tu entrada me ha recordado a una de las definiciones (de lo que es un clásico) que da Italo Calvino en su estupendo ensayo Por qué leer los clásicos: "Un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir". Tu entrada invita a volver a este maravilloso libro. Un abrazo.
ResponderEliminarHay libros que siempre nos están hablando. Un abrazo
EliminarUn abrazo, José Luis, y mi agradecimiento por tus palabras.
ResponderEliminarMe alegra verle por aquí, maestro. Un abrazo
EliminarHay novelas atemporales. Manhattan Transfer es una de ellas; habla de una sección transversal de la estructura social de NY.
ResponderEliminarEn ella, confluyen los detalles individuales en un marco más amplio: la sociedad.
Buena elección/recomendación amigo. Saludos, Anna
Es cierto que toda Nueva York está en esas páginas. Saludos
EliminarHe cogido mi vieja edición de 1982, en Club Bruguera, con traducción de José Robles... ¡Qué impacto a mis 16 años! Me he pasado mi vida de escribidor girando alrededor del estilo con el que están escritos esos comienzos de cada capítulo, e imaginando ese tipo de historias en que se nos presentan por separado y desde su nacimiento un personaje femenino y otro masculino, hasta hacerlos coincidir, y entonces contar la vida de ambos... Una de mis grandes grandes novelas de toda la vida. "La colmena" neoyorquina. Tengo que volver a ella. Un abrazo.
ResponderEliminarEsa edición es un tesoro. Creo que nunca podré hablar de un libro que tú no hayas leído. Eres el lector que yo quisiera ser. Un abrazo, amigo Juan.
EliminarUn placer haber llegado a este interesante y útil rincón.
ResponderEliminarGracias por tus recomendaciones y exposiciones.
Saludo cordial.
Ramón
Un verdadero placer verte por aquí. Estás en tu casa. Un saludo
Eliminar