viernes, 9 de mayo de 2014

Without

Donald Hall ya sabía que, cuando la enfermedad regresase, no dejaría de leer el Globe. La leucemia podía separarles pero no iban a permitir que sus mascotas, el huerto donde se recuperaban del rígido ejercicio de la rutina, o las salas caprichosamente iluminadas de recuerdos en las que escribían por separado, el uno sobre el otro, dejasen de existir.
Hall, que acababa de superar un cáncer, describió sin dramatismos los quince meses de enfermedad que hubo de soportar su esposa y ella, sedosamente, a cambio, fue corrigiendo ese diario como quien remienda con la perseverancia de un poeta moribundo su propio epitafio. De la narración de aquellos días pálidos y de las cartas dirigidas a alguien que ya no está, nace Without (Vitruvio, Madrid 2013): “Vivo en un presente lleno / de aniversarios y objetos: / tu alfiletero; tus zapatillas blancas; / tu secador de pelo, / la etiqueta albahaca escrita en una caligrafía que conozco; / una mancha en unas sábanas estampadas".
Después de leerlo, descubrimos que no nos hizo falta conocer a Jane Kenyon para sentir su pérdida, porque Donald Hall consigue con sus versos que todos, de alguna manera, la perdamos. Y lo consigue a través de una cotidianidad carente de tragedia, porque el dolor y sus emociones, con frecuencia, se posan en los hechos más triviales: en el luto silencioso de un perro derrumbado junto al fuego, en el jardín donde aún brotan tenaces las flores o en la nieve que sigue colonizando, cada invierno, los suaves caminos de Eagle Pond que nos conducen hasta su tumba.
Pie de foto: Donald Hall.

16 comentarios:

  1. Sin conocer nada de los personajes que citas -ignorante de mi-, y leyendo el fragmento de la carta y tus líneas, se sienten más las ausencias.
    Un abrazo.

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    1. Efectivamente, Sergio, ése es el resultado. Uno siente la ausencia sin haber sentido nunca la presencia. Abrazos

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  2. Cuando literatura, enfermedad y vida se confunden. Amar para contarlo.

    Un saludo, José Luis.

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  3. Qué decidor (adoro esta palabra) más efectivo para trasladar el dolor seco de una pérdida, que un poeta. Por otro lado, me estremece saber que cada uno de ellos, Hall y Kenyon, fue preciado objeto literario del otro. Bella entrada, para soñar.
    Un abrazo.

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  4. No los conozco...pero este texto demuestra que lejos está el literato del fabricante de productos multiventas para grandes superficies...este es uno de esos casos en los que las letras se respiran, se viven, se funden con la persona, incluso con la amada. Un abrazo

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    1. Si el arte se hiciese pensando en los consumidores, no se escribirían libros sino panfletos y no se rodarían películas sino bodas, bautizos y comuniones. Todos tan guapos. Abrazos

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  5. Una entrada entrañable que nos traslada a las cotidianidad del amor... Es cierto que sin conocer a Kenyon, todos sabemos algo de ella. Una entrada magnífica, me gustó mucho, Un abrazo, Anna

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    1. Ahora me haré con un par de libros de Kenyon. Siempre a destiempo. Abrazos

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  6. Supe de este libro y de su autor a través del blog de Manuel Rico, "Al margen", como tú, me parece, pero a diferencia de lo que tú hiciste no lo busqué para leerlo. Tras tu emocionante entrada, es evidente que me quivoqué, pero lo cierto es que temo que en la traducción se pierda una buena parte del lirismo. No lo sé. Sin duda estoy más acostumbrado a que sea la prosa quien acoja esdte tipo de libros, los de la larga despedida a la que conduce una larga enfermedad, con el relato de los cuidados y también de esa cotidianeidad a la que tú te refieres. Encuetro uno de sus poemas, en el que laten unas posibles últimas palabras, y me estremezco: “MORIR ES simple”, dijo ella, /“lo peor es… la separación”. Un abrazo.
    (P.D. Cómo me alegró disfrutar de tu compañia en el homenaje a Pilar, José Luis)

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    1. Efectivamente, amigo Juan, el descubrimiento se lo debemos a Manuel Rico, estupendo reseñista. Si te lo permite tu dominio del inglés, estás de enhorabuena, puesto que la edición de Vitruvio trae el original en inglés y la traducción, ambos por separado, como poemarios independientes en un mismo volumen. Yo, por mi parte, me vi obligado a leer la traducción.
      (PD: el disfrute fue mutuo. Tenemos que repetirlo en cuanto se tercie la ocasión).

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  7. Agradezco tener constancia de la existencia de éste poeta (a través de tí) y de su forma de decir y sentir. Nada más hermoso que poner en palabras las ausencias, sin estridencias, con la emoción por la pérdida escondida en cada frase.
    Y la vida sigue aunque nos duela.
    Un beso

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  8. También parea mí es un desconocido. Pero la muestra, esos cuatro versos que transcribes, me parecen de una pureza y vigor increíbles.

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    1. El poemario tiene pasajes que hielan la sangre con palabras templadas. Abrazos

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