lunes, 15 de septiembre de 2014

Buenos augurios

Víctor de Lorenzo, químico e investigador del CSIC, afirma que “aunque tuviésemos malas intenciones, no somos capaces de crear algo más dañino que lo que está en la Naturaleza”. Resultan reconfortantes estas palabras pues, aparte de comprobar que un ente tan melodramático como la Naturaleza puede llegar a superarnos en mala leche, parece ser que, en contra de lo esperado, nuestro final no se deberá a un suicidio.
Pie de foto: The Road (John Hillcoat, 2009). 

12 comentarios:

  1. ¿Algo más dañino que lo que está en la naturaleza..? ummm..va a ser que estamos ocupando un planeta que no es el nuestro..o ¿es más apropiado decir que NO ES nuestro?
    estamos de alquiler..
    Besos

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    1. Ella estaba aquí cuando nosotros llegamos. Lo justo sería que aún estuviese aquí cuando el último de nosotros se largue. Besos

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  2. La Naturaleza mira a Fukushima y creo que no está muy de acuerdo.

    Un saludo, José Luis.

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    1. Es discreta pero constante. Al final, ganará. Eso sí, sin grandes alardes. Abrazos

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  3. Interesante reflexión, que podemos ver en muchos films. Entre ellos, The road. Magnífico ejemplo. Un abrazo, Anna

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  4. Puesss no sé, si el experto lo dice....no voy yo a...aunque no se quien fue el que dijo que hay algo aun peor que el hombre sea un lobo para el hombre, y es cuando el hombre es un hombre para el hombre.....ahí lo dejo. Un abrazo

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  5. Bueno, si tenemos en cuenta hasta qué punto estamos provocando una enfurecida reacción de esa fuerza descomunal y descomunalmente dañina que puede ser Gaia, creo que sí estamos metidos en un suicidio a ciegas, después de todo. (La novela de Cormac McCarthy es una escalofriante maravilla). Un abrazo.

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    1. El suicidio no hay quien lo niegue, aunque sea un miembro del CSIC. Lento e irreversible. La Naturaleza tiene esas armas y, nosotros, la estamos provocando. Abrazos

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  6. Sin embargo no hay que olvidar que el ser humano es producto de la naturaleza. La naturaleza también es ciega. Basta un terremoto se segundos para destruir toda una ciudad que ha costado construirla siglos. La naturaleza es también injusta como injustos somos nosotros con ella. Siempre ha existido una guerra sin cuartel o, unas necesidades absurdas, pero necesidades. La tala de árboles para sembrar y poder comer. Incendios forestales intencionados, en la mayoría de casos, por culpa de los fanáticos de la caza y los propietarios de las montañas que la acotan solo para ellos. Si yo no cazo te quemo la montaña y no caza nadie. Lo sé porque he podido hablar con más de uno de esta calaña. La diferencia radica que para la naturaleza todo le da igual. Ya lo he dicho; es ciega. Tiene todo el tiempo del mundo para reponerse, pero nosotros padecemos (y cada vez más) un mundo altamente contaminado con ríos putrefactos y mares que dan pena. Montañas peladas que ya no pueden ejercer de pulmón regenerador de oxígeno y la gente soñando que les toque una primitiva para comprarse un monovolumen, en fin, que todo esto no tiene fin hasta que llegue el verdadero cambio global medioambiental que por otra parte ya se está produciendo. Menuda guerra, amigo.

    Abrazos

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    1. Somos belicosos por naturaleza. Dar guerra es lo nuestro. Con todas sus consecuencias. Abrazos

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