Aquí, a las inclemencias del cargo les ponemos buena cara y, si Ratzinger hubiese nacido entre nosotros, continuaría en su puesto hasta después de muerto, milagrosamente capaz, digno y heroico como nuestro Cid cabalgando por una playa de Valencia.
Pie de foto: Charlton Heston en “El Cid” (Anthony Mann, 1961). Edición de Martínez Clares, 2013.
Algo huele a podrido en el Vaticano.
ResponderEliminarLo que más me indigna de todo esto es la cobertura informativa que ha conllevado la dimisión de un señor que representa a una religión más de este bendito mundo.
Cuídate.
La trascendencia del Papa es incuestionable, aunque podamos ponerla en cuestión.
EliminarEl olor, en cambio, viene de lejos. Es el mismo que reina en otras partes. Podríamos decir que es un aroma propiamente humano. Abrazos
A mi me parece correcto que haya dimitido pero no veo que por aqui nadie piense en seguir el ejemplo
ResponderEliminarUn abrazo
Predicar con el ejemplo para que nadie te escuche. Abrazos
EliminarFango, impudor y mugre, el Cid cabalga...a recoger su sobre. Así sería nuestro Cid hoy. Y Babieca, un Jaguar (de 200 caballos). ¡Ay!, José Luis, malos tiempos para la ética (y la épica).
ResponderEliminarUn abrazo
Un Cid tenebroso, sin leyenda. Abrazos
EliminarNo dimiten porque están apoltronados en sus caras butacas de despacho ante un caro ordenador con buena conexión delinquiendo cómodamente con un clima acondicionado al gusto. Se desplazan en caras limusinas camino de sus casas, pero de vez en cuando les dice al caro chófer que aparque un momento es ese hotel de lujo donde les espera la cara prostituta que ya tiene preparada la raya de coca. ¿Cómo quieres que dimitan? A nuestro Cid el campeador le hubiera costado lo suyo llegar a Suiza,ese lugar tan concurrido por los números digitales.Ah,bueno, ¿aquí se está hablando del Papa? Entonces es otra cosa.Son cosas del Vaticano y esas cosas no hay quien las pueda saber, ni tan siquiera el mísmisimo marqués de Sade.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Tal vez, debería ser la poltrona la que dimita. Abrazos
Eliminar¿ Dimitir ? ¿cómo se conjuga dimitir..?..
ResponderEliminarLo que asombra es que la retirada de un señor de ochenta y muchos años, con achaques, sorprenda tanto. Lo de las intrigas "palaciegas" digo vaticanas, es otra cosa y solo a ellos concierne.
Aquí todos se aferran al cargo como si les fuera en ello la vida..la suya, porque la nuestra no les interesa.
Un beso
No se conjuga practicamente porque es un verbo en desuso.
EliminarEl último hispano que dimitió fue Séneca. Estaba dentro de una bañera. Tardó unos minutos. Besos
Todos los días, todos, tenemos que ver a un político, a un banquero, a un señorón o una señorona de éstos diciendo: eso que ha salido publicado es una insidia. Todos los días. Qué pereza y qué asco. Qué gentuza. ¿No podríamos encontrar alguna manera de dimitirlos?
ResponderEliminarSomos unos insidiosos que envidiamos de manera enfermiza a estos honrados señores de la res pública. Amigo Juan, en el pecado llevamos la penitencia. Abrazos
EliminarEn este pais somos desde siempre gente de principios: los finales se nos dan peor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Nuestros finales son agónicos. Un abrazo
EliminarJL, el maestro del Pozo dijo el otro día; que al papá le habían birlado la mitra y le han dejado en el sillón una montera. Benedicto, no puede más.La curia en su ferocidad se vuelve impenitente y zafia. Si el héroe del castillo de la bella Peñiscola estuviera vivo, igual llamaba a Welles para poner orden en la Noir Valentia. Abrazos
ResponderEliminarEntre ambos partirían contra ellos. Un abrazo
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