La euforia del presentador se filtra a través de los créditos de apertura: “En
exclusividad mundial, Neruda y García Márquez frente a frente”.
Después, tan circunspecto como un
enterrador, nos pone en antecedentes: García Márquez había viajado a París invitado
por el poeta chileno para festejar la consecución del Nóbel de Literatura (la
presunta entrevista fue realizada tan sólo cuarenta y ocho horas después de
recibirlo).
Desde el principio, Neruda se
entrega a la causa de una entrevista trascendente y luce la pose que un acontecimiento
interplanetario requiere. Por ello, disecciona austeramente alguna de sus
influencias poéticas y piropea, sin atisbo de ironía, al género narrativo: “La novela es el bistec de la literatura. Y la
gente quiere comer fuerte”.
En cambio, Gabo, recién caído de
algún parnaso desconocido, decide comportarse como un angelito travieso y
-creo- consigue desconcertar a los presentes con sus ocurrencias, como cuando
alega que no sabe adónde les conducirá esa conversación absolutamente falsa. Cada
vez más desparramado en el sillón, confundido entre sus cueros, arroja -cómo
no- alguna que otra genialidad: “hay que
llegar a una convivencia pacífica: que los poetas sean cada vez más narradores
y los novelistas cada vez más poetas”.
Llegados a un punto sin retorno,
García Márquez pide al periodista que los saque de esa conversación más que
agotada, porque -aclara- Neruda y él mantienen las buenas conversaciones a
solas. Dos días de comidas y celebraciones debieron dar, efectivamente, para
muchos diálogos.
Todo culmina con la última
travesura urdida por aquel niño impaciente: Neruda, hasta ese momento recluido
en su papel de entrevistado, se convierte en cómplice de Gabo y agarra un león
de peluche para despedir la entrevista ante el júbilo del colombiano. Esa escena
del león tal vez sea la mejor metáfora para resumir aquellos días inolvidables
en París.
Pie de foto: El león, Neruda y Gabo. Sitio web dela imagen.
La entrevista completa:
Grandes estos dos. De adolescente leía a Neruda compulsivamente los versos del capitán, los poemas de amores desesperados y allí tenía yo en mi cuarto pegado a la pared lo que escribió este hombre de enorme papada: "Esta noche podría escribir los versos más tristes". Una vez leí de otro mago de la prosa Francisco Umbral, que dijo de él que solía recoger en la playa de su isla negra todo lo que la mar traía, y no solo la memoria, sino también restos de naufragios (menuda redundancia, amigo). Pues bien, dijo que una vez vio una vieja mesa a pocos metros de la orilla, y como tenía tanto miedo al agua mandó a su mujer a por ella. Cobarde. Luego se la instaló en su despacho y sobre ella se ponía a escribir versos heroicos. Cosas de poeta. Por cierto, García Lorca también tenía mucho miedo al agua y dejó escrito lo que sigue siendo para mí lo mejor que he leído sobre el mar: "Y de pronto, el mar se puso a recordar a todos sus ahogados". García Márquez por aquel tiempo andaba escribiendo ese cuento que no sé yo cuántas veces he leído ya, y las que me quedan; Ojos de perro azul; un sueño dentro de otro sueño que se busca y no se encuentra.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, amigo.
Eres una enciclopedia, amigo Francisco. La cobardía de Neruda, de Lorca... ya no quedan poetas guerreros como Garcilaso. Un abrazo
EliminarMenudo lujo, esos dos y en Paris, para perderse con ellos..
ResponderEliminarBesos
Dos pájaros en el Sena. Besos
EliminarImpagable testimonio. Por cosas así me rindo a Internet. Qué maravilla ver hablar y moverse a ese Gabo con el aspecto que solo le hemos conocido en las solapas de las ediciones antiguas de sus libros, y ver a ¡Neruda! Y el tipo que presenta esta "exclusividad" se sabe cómo empieza la novela que está escribiendo Gabo, El Otoño... Desgraciadamente no pudo Pablo alegrarse del Nobel de Gabriel... Maravilloso. Un abrazo.
ResponderEliminarInternet nos ha abierto las puertas a muchos documentos valiosos. Es una gran herramienta si está en las manos adecuadas. Abrazos
EliminarYa sabes mi opinión sobre el vídeo, así que solo me resta decirte que tu comentario sobre el mismo es de sobresaliente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sete.
Gracias, Sete. Un abrazo
EliminarCasi nadie al aparato....todos salimos ganando cuando se recuperan estas cosas....en ocasiones el escritor tambièn fabula y crea en voz alta....y el resultado es para guardar como un tesoro....un abrazo
ResponderEliminarUn pequeño y curioso tesoro. Abrazos
EliminarMe ha gustado mucho leer y ver. Escenas irrepetibles, curiosas y divertidas de dos púgiles de las letras. Uno obligado –obligado a algo que no apetece; o simplemente, cansado—, el otro distendido… Al final, el león habló por ambos: humor sin pose.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz noviembre, Anna
Es impagable oír la voz de Neruda, ver el rostro aún joven de Gabo... muchos se fueron sin dejarnos rastro de su singularidad física. Besos
EliminarFirmo por esa convivencia pacífica que propuso García Márquez.
ResponderEliminarUn saludo, José Luis.
Todo sea por la paz. Brindemos por ello. Abrazos
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