Hay autores que van por la vida regalando momentos inolvidables.
Joaquín Pérez Azaústre es uno de ellos.
En su última novela -Los nadadores (Anagrama, 2012)- ha diseñado escenarios colmados de soledad sólo para que los lectores puedan habitarlos.
Después de leerla, he disfrutado de un inusual atisbo de certeza: si todo mi mundo se evapora, ¿no seré yo en realidad el que me estoy evaporando?
Pie de foto: Ojalá hubieras venido. Martínez Clares, 2008.