Hay muchos tipos de personajes.
Descartemos a los que prefieren dejarse llevar.
Tal vez, los más interesantes sean esos tipos que se rebelan contra su narrador, los que nos preparan una emboscada a la vuelta de cada página.
Pero hay otros personajes más intensos: los que no son libres.
Éstos me desesperan porque viven bajo el yugo del lenguaje preciso, de la descripción minuciosa. Conozco sus anhelos, sus perversiones, sus renuncias.
¿Qué se puede esperar de una historia protagonizada por personajes que no dejan lugar a dudas?
Pie de foto: Personaje. Martínez Clares, 2008.
Si,ese tipo de personajes previsibles llega a hacerse insoportables....y lo mismo ocurre con las personas
ResponderEliminarUn abrazo
Juanjo: hay personas muy literarias y, efectivamente, ¿Quién puede aguantar a alguien que no te sorprenda jamás? Las personas, los personajes, deberíamos tener un lugar recóndito donde no pudiese entrar nadie... quizá ni nosotros mismos. Abrazos.
ResponderEliminarCuando todo es previsible en un relato, cuento, novela..., se pierde la magia y el interés por seguir leyendo decrece.
ResponderEliminarNo deberíamos perder nunca la capacidad de sorprender ni de sorprendernos.
Un abrazo.
MJ: lo peor es que esos personajes, a veces, quisieran escapar al control exahustivo del narrador. Del mismo modo, que el lector también quiere participar en la narración aportando algún matiz a sus protagonistas. Abrazos
ResponderEliminarHay tantas clases de personajes...
ResponderEliminarUn beso.
Muchas, María, muchas. Besos
ResponderEliminarGracias por tu comentario, José Luis.
ResponderEliminarTu blog es de una asombrosa originalidad. Bello, interesante y profundo. Enhorabuena.
Antonio: tus palabras estimulan a este bloguero poeta. Abrazos
ResponderEliminarVenía de mi blog con una sonrisa, es que me hiciste sonreir con tu simpático comentario.
ResponderEliminarBuenos días, José Luis, que tengas un feliz día.
Un beso.
Gracias, María, estoy en ello. Besos
ResponderEliminarAcertadísimo apunte. En efecto, un personaje es más creible en función de sus sombras, no de sus luces, de sus dudas, no de sus certezas, y el primero que lo advierte es el autor, a quien a veces le sorprende la sensación de que un personaje, "su" personaje, se empeña en actuar de una manera imprevista. Cortázar lo experimentó (y explicó) en "Los premios". Abrazos.
ResponderEliminarQuerido José Luis:
ResponderEliminarMuy aguda reflexión sobre los personajes literarios, extensible a las personas reales; lo previsible siempre resulta tedioso o, peor aún, angustioso.
Un abrazo
Elvira
Juan: cierto. Hay personajes que se te suben a las barbas. Con el tiempo, alguno acabará por escribir los últimos pasos de su autor. Abrazos.
ResponderEliminarElvira: un placer tenerte por aquí. Nos seguiremos viendo aunque de manera poco previsible. Abrazos poéticos.
ResponderEliminarCreo que, como en casi todo, en el punto medio está la virtud porque hay personajes que, de tan originales que pretenden ser, hacen que me pierda y sea incapaz de seguirles. Y esto es aplicable también al día a día.
ResponderEliminarUn saludo sin perderme.
Myra: cierto, ni los personajes ni las personas pueden habitar la jungla. Saludos encontrados
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