Cada vez que me alejo de ella, tengo la certeza de regresar. No es la ciudad más hermosa, pero algo me impide apartarla de mi camino. Quizás sea porque llevo siglos escuchando que es en sus calles decadentes donde se conjuran los fugitivos.
Pero, si no regresase, ¿dónde descansarían mis versos más oscuros?
Pie de foto: Avenida. Martínez Clares, 2010.
Que mas puedo añadir a lo que tan bien expresas y yo tambien siento
ResponderEliminarYa conoces mi querencia por Venecia y si todo sale bien en febrero estare alli otra vez
Un abrazo
Juanjo: eres un afortunado. Venecia debería estar más cerca. Un abrazo
ResponderEliminarNo conozco Venecia pero creo que debe ser muy hermosa, tanto como tus letras.
ResponderEliminarUn beso.
María: puedes darte un paseo por la Venecia más recóndita visitando este blog del amigo juanjo. Un beso
ResponderEliminarHe estado dos veces en Venecia y tus palabras definen la ciudad a la perfección. Calles decadentes, pero sin embargo, bella.
ResponderEliminarManuel: Venecia es el lugar perfecto para lamerse las heridas porque está plagada de cicatrices. Saludos
ResponderEliminarYo soy de las que no conozco venecia.Siempre fué unos de nuestros viajes que decíamos que teníamos que hacer y nunca lo hicimos.Y ahora,ya es muy tarde.Ando muy poco porque la artritis se quiso quedar conmigo,le encanteéee y a lo que más me ataca es a los pies jajajjajajaj.Osea...que me iré a ver la página que recomiendas y viaje como hago con el canal viajar.Tus versos...aquí estarán y no se moveran..y yo los podre leer cuando quieraa porque esta entrada fue hermosa de verdad.Mil besitosssssssss
ResponderEliminarMidala: la imaginación nunca pierde sus ganas de andar. Besos
ResponderEliminarAlgo así siento al volver a la Habana. Antes, cuando adolescente me detenía en las paradas de la guagua, esperando no sé qué. Luego he aprendido a vivir con prisas, salir de las ciudades al vapor y sé que sólo la Habana me muestra sus escondites para parias, sus secretos para huidizos. Su conjuro para volver. Quizás uno no se va del todo, algo de grillete tienen los lugares del primer viaje, del primer amor.
ResponderEliminarYo no pierdo la esperanza de regresar algún día a Venecia. Perderme por esas calles que no parecen de este mundo. Perderme entre el lamento de Aznavour y tus versos más oscuros.
ResponderEliminarUn beso
Belkys: quien siente algo así po una ciudad no debería sair de ella nunca. Más allá de sus calles sólo existe la intemperie. Abrazos
ResponderEliminarMyra: esas son las palabras exactas... no parecen de este mundo. Un beso
ResponderEliminarDifícil explicar lo que una ciudad depara en nuestra percepción. Complicado el asunto de vivir sintiendo, sin crear. Yo escogí descubrir nuevos trayectos para crear y sentir. Me cansé de gavetas y proyectos fallidos. Una ciudad germina a través de nosotros y puedo escoger, menos mal, donde dejar caer sus raíces. En cuanto a la intemperie, pues estamos hechos para traer hogueras o buscarlas en el otro si es que el frío interno no sabe dónde ocultó el fuego propio. Hablo del ser humano en cualquier sitio, sobre tierra o agua, en cualquier ciudad.
ResponderEliminarY no sé por qué, esta lectura me ha invitado a Venecia, algún día, quizás.
Belkys: efectivamente, lo que nos hizo lo que somos fue el fuego. La intemperie ya no es lo mismo. Abrazos.
ResponderEliminarNo es de éste mundo sino del viejo porque te transporta..esperas que a la vuela de una góndola aparezca Casanova..
ResponderEliminarSe hunde pero sobrevive..y lo hará en nuestros sueños con o sin tristeza, solos o acompañados.
Saludos ¡ chao !
Abril: amamos las ciudades que sobreviven porque corremos el riesgo de perderlas en cualquier momento. Saludos.
ResponderEliminarPasé por actualizar tus letras en mi mirada. Como siempre, parto inclinada en reverencia, sin jamás dar la espalda.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tania: agradezco que tu mirada nunca dé la despalda a mis palabras. Abrazos
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