Juanjo: yo, a veces, si me he arrepentido de leer algo. Pero, si te das cuenta de ello en las primeras diez páginas, me aseguran que generas los anticuerpos suficientes para no enfermar. Abrazos
Miguel: ¿Por qué el virus de la lectura no es contagioso? ¿No se merecería un buen poema terminar convertido en pandemia? ¿Acaso no es la poesía una bacteria feroz que va devorando los cerebros de quienes la cultivan? ¿Qué remedio podemos tener nosotros? Dime algo, Miguel. Abrazos
Amigo José Luis, creo que tienes la razón. Es un virus, o debería serlo. Y ojalá acabara en pandemia. Este último comentario tuyo me ha gustado tanto como la entrada inicial. La lectura es pasión o no se entiende. Y la pasión, además de vivirse, puede comunicarse. De todas formas, aunque este virus tarde más en ser inoculado, estoy seguro de que los contagiados ya lo son para siempre.
Creo que sí es un virus contagioso. ¿Por qué empezamos a leer? Porque alguien nos inoculó una idea, una frase, un verso. Si leen tus padres, tus profesores, tus amigos, tus hermanos... acabas rindiéndote a la enfermedad. Por cierto, ¿se puede comer un e-book, es igual de digestivo?
He tenido temporadas en las que he devorado libros. Era como una necesidad. Consumía horas al día. Creo que el virus transmisor fue el cine. Una cosa trajo la otra. La necesidad de vivir esas historia. Reconozco que últimamente estoy algo desganada. Lo que tengo muy claro es que ningún virus me contagiará la necesidad de devorar e-books.
Myra: no pierdas el apetito. Somos muchos los que hemos llegado a la literatura a través del cine. Por eso, nuestras palabras están repletas de imágnes. Un beso
¡Uy! Y yo que me defino como verbívora... ¿Podré al menos elegir el personaje? ;-)
ResponderEliminarEstupenda reflexión, José Luis.
Un abrazo.
Jajaja, muy buena reflexión...Tendré que pensar que tipo de personaje soy...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Efectivamente asi es porque sobre todo somos lo que leemos...y no me arrepiento de ello
ResponderEliminarUn abrazo
Son los lectívoros, también llamados bibliófagos. Padecen un febrícula conocida como calectura. Aun de pequeños se les reconoce como lectantes.
ResponderEliminarMe temo que tienes cara de ser uno de esos, José Luis.
Un abrazo
MJ: lo de "verbívora" es una genialdad. me encantó cuando lo leí. Un abrazo
ResponderEliminarRosa: en muchos relatos de tu blog hay personajes sugerentes.... Besos.
ResponderEliminarJuanjo: yo, a veces, si me he arrepentido de leer algo. Pero, si te das cuenta de ello en las primeras diez páginas, me aseguran que generas los anticuerpos suficientes para no enfermar. Abrazos
ResponderEliminarMiguel: ¿Por qué el virus de la lectura no es contagioso? ¿No se merecería un buen poema terminar convertido en pandemia? ¿Acaso no es la poesía una bacteria feroz que va devorando los cerebros de quienes la cultivan? ¿Qué remedio podemos tener nosotros? Dime algo, Miguel. Abrazos
ResponderEliminarAmigo José Luis, creo que tienes la razón. Es un virus, o debería serlo. Y ojalá acabara en pandemia. Este último comentario tuyo me ha gustado tanto como la entrada inicial. La lectura es pasión o no se entiende. Y la pasión, además de vivirse, puede comunicarse. De todas formas, aunque este virus tarde más en ser inoculado, estoy seguro de que los contagiados ya lo son para siempre.
ResponderEliminarUn abrazo!
Joaquín: tienes toda la razón. No existe constancia de ninguna curación. Estamos perdidos. Abrazos
ResponderEliminarAsí me siento las más de las veces, amigo José Luis, quijotizado en un mundo que no tiene de real más que ese lugar común con que se le designa.
ResponderEliminarCreo que sí es un virus contagioso. ¿Por qué empezamos a leer? Porque alguien nos inoculó una idea, una frase, un verso. Si leen tus padres, tus profesores, tus amigos, tus hermanos... acabas rindiéndote a la enfermedad. Por cierto, ¿se puede comer un e-book, es igual de digestivo?
ResponderEliminarAmigo Juan: ha dado en el clavo vuesa merced. Abrazos
ResponderEliminarRafael: aún no he probado semejante cosa, pero me suena a un nuevo invento diabólico del Bulli. Saludos
ResponderEliminarHe tenido temporadas en las que he devorado libros. Era como una necesidad. Consumía horas al día. Creo que el virus transmisor fue el cine. Una cosa trajo la otra. La necesidad de vivir esas historia. Reconozco que últimamente estoy algo desganada. Lo que tengo muy claro es que ningún virus me contagiará la necesidad de devorar e-books.
ResponderEliminarUn beso
Myra: no pierdas el apetito. Somos muchos los que hemos llegado a la literatura a través del cine. Por eso, nuestras palabras están repletas de imágnes. Un beso
ResponderEliminarLeer es positivo, y si además, nos enriquecemos con ello, bienvenido sean los libros.
ResponderEliminarMe gusta leer, aunque últimamente no he podido y tengo un libro por la mitad.
Un beso.
Me ha encantado este texto, buenísimo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Manu. Saludos
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