He escuchado decir a José Ignacio Lapido que “la poesía es un remedio, un arma o una brújula”.
¿Quién lo sabe?
Tal vez sea un remedio para esos tipos que están seguros de todo, un arma que se lame las heridas en soledad o una brújula que desconoce el camino.
Escucho las canciones de Lapido y me parecen un hotel en el que se cobijan las sombras y los sueños. Se diría que sus camas están hechas para no dormir.
Él no quiere que le llamen poeta, pero yo admiro a los poetas que saben manejar la navaja estilográfica porque, aunque sus letras son combativas, sé que han nacido con vocación de caricia.
Pie de foto: Vocación de caricia. Martínez Clares, 2012.
Lo que está claro, Clares, es que los poetas eléctricos nos encienden la luz.
ResponderEliminarEncantado de volver por aquí, amigo José Luis, al hilo de esta lírica "lapidación".
Un abrazo.
Y yo encantado de tu regreso, tan luminoso, tan verdadero. Lapidémonos con bellas palabras. Abrazos.
EliminarHace años que colecciono plumas, pero no tenía constancia de semejante ejemplar.
ResponderEliminar:)
En plan wikiloquesea: compositor y letrista de los Ceronoventayuno hasta 1996, cuando, a la desintegración del mítico grupo de rock granadino, inicia su andadura en solitario. Le apodan "El poeta eléctrico" aunque él reniega de esos apelativos grandilocuentes. Tuvo en proyecto publicar un poemarió pero lo descartó. Desde mi punto de vista, nadie en este país ha logrado una simbiosis más perfecta entre música y versos. En sus canciones, el rock, siempre tan canalla, se viste con los ropajes de una tristeza austera, sabiamente elegida, como debe ser la tristeza de un genio. En fin, pruébalo, amigo Sergio, es una pluma que produce un cosquilleo inolvidable. Abrazos
EliminarNo hace mucho que descubri a Lapido y me ha enganchado rapidamente: Buena musica y excelentes letras
ResponderEliminarUn abrazo
Exacto, amigo Juanjo. Además, en mi caso, este tipo va unido a esa estupida juventud que nunca me ha abandonado del todo. Ese perfil canalla que puede que nos sobreviva. Ese eco rebelde que nos esforzamos en ahogar cada día. Así nos va. Abrazos
EliminarTanto en 091 como en solitario, que me perdone, pero le llamaré poeta.
ResponderEliminarYa que has sacado el tema, ¿cuál es tu LP favorito?
Cuídate.
De Lapido, Luz de ciudades en llamas, aunque en el último ha dado un giro admirable desentendiéndose de la producción por primera vez en su carrera. De los Cero... Ufff. Tal vez Doce canciones sin piedad, por lo que significó en su momento, pero es difícil decantarse por uno en particular. Abrazos
EliminarEs bonito pensar en la poesía como una brújula que nos guía hacia el norte de nuestros sentimientos.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Cierto, amiga Rosa. Un norte muy cálido. Besos
EliminarDesde luego hay palabras que cortan la respiración: buscaré las de Lapido, cuya obra no conozco, y me alojaré en esas canciones. Un abrazo.
ResponderEliminarTe acogerá. Es un magnífico anfitrión. Abrazos
EliminarNo conocìa a José Ignacio Lapido, nunca había escuchado nada suyo, ahora ya lo he localizado y con tranquilidad escucharé esas letras que tanto te gustan. Pero a mí lo que me ha gustado es lo que dices en esta entrada. Escribes muy bonito. Tus letras también son caricias.
ResponderEliminarUn beso
Me alegro de que te hayan acariciado, aunque sea brevemente. Besos
EliminarPalabras efímeras,tú lo has dicho,mi querido amigo y poeta.Efímeras e inmortales.El poeta llega más lejos que el pensador en su resumen del tiempo o de la tarde;la levedad de la poesía es un humo azul o blanco que el poeta ha fumado en vida.El poema no es lo que está escrito,sino lo que sucede entre lo que está escrito y el lector.Poesía:es el difícil descubrimiento de las pequeñas cosas que llevamos en los bolsillos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Imposible explicar mejor lo que sucede entre versos y lector. Yo suelo decir que es éste quien siempre pone la rúbrica a un poema. Con distintas palabras vamos llegando al mismo sitio. Abrazos
EliminarBien, me encanta este postcolocón del jet lag. Llegar y encontrarme esta genial reflexión. Saber que viene del gran J.I. Lapido, exquisito. Qué buena gente se juntaba por el Silbar, qué tiempos en la vieja Granada... Un cordial saludo y cuenta con un nuevo acólito
ResponderEliminarAh, la vieja Granada. ¿Dónde están aquellas canciones sin piedad? Todo pasa, pero Los Cero aún van conmigo a todas partes. Bienvenido a esta casa. Un abrazo
EliminarSeguramente Lapido, muy inteligente, no desea quer le llamen poeta ya que siéndolo,sabe que se vive contínuamente en el filo de la navaja y en una continua operación sin anestesia y a corazón abierto. Muy necesarios los poetas en nuestros días. Un abrazo.
ResponderEliminarNecesarios pero recortables, como se dice ahora. Por cierto, Los Recortables sería un buen nombre para un grupo de rock sin muchas pretensiones. Un abrazo, amigo Victor
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¡Por fin he conseguido que el cajetín me deje entrar..¡ no sabes que peso se me quita de encima! Me resulta dificil renunciar a éste diálogo que estableces con nosotros, efímero pero profundo y constante.
ResponderEliminarUn beso
Prueba superada. Qué vacíos están los bares cuando falta alguno de los nuestros. Besos
ResponderEliminarTu poeta eléctrico me ha electrocutado…
ResponderEliminarHa sabido discernir entre las camas para no dormir y las navajas de esos versos que descienden hasta la profundidad oculta para acariciar, si es preciso, las heridas del alma.
Gracias por compartir tus magníficas palabras
Saludos,
Ann@
Es un placer verte por aquí, aunque sea en pleno proceso de electrocución. Saludos
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