Conocí a Félix Grande una tarde
de junio del dos mil once. De aquel día, conservo los apuntes nebulosos que
tomé de sus palabras, varias fotografías de pose casi marcial y unas
dedicatorias escritas con caligrafía envidiable, rigurosa, crucial.
Antes de su conferencia sobre la Poesía del Flamenco, habíamos tenido la
ocasión de charlar sobre literatura, muerte y poetas hipocondríacos y, aquella
misma noche, conmovido por la sonoridad esférica de su voz, le escribí como
quien escribe a un tótem: “Ha heredado de
su padre la voz rotunda. Félix Grande sabe seducir con la palabra y con el
silencio, que es la manera de hablar más contundente”.
Les juro que llevo varios días
conjurándome para no poner el telediario. Son ya muchas las pérdidas
irreparables y, aunque acepto que el paso del tiempo es un verdugo metódico y brutal,
resulta imposible no emocionarse cuando abres la primera página de uno de los
libros de Félix Grande y deslizas los dedos sobre alguna de las líneas que nos
dedicó de su puño y letra: “Buenos días,
Virginia, te ofrezco mi amistad”.
Pie de foto: Varios amigos compartiendo la tarde con Félix Grande. Virginia
Vico, 2011.
¡Qué Grande, Félix! Su "Blanco Spirituals" me abrió los ojos y el corazón a la poesía que, hasta aquel momento de mi inquieta y ávida juventud, intuía, pero no había descubierto. Una de los manantiales primigenios de mi "riografía". Su muerte me pilló de sorpresa y me produjo una punzada de dolor intravenoso, familiar.
ResponderEliminarPreciosa tu evocación y tu recuerdo. Que su poesía nos alimente.
Un abrazo, querido José Luis.
Con versos como los de Félix, estamos saciados. Un abrazo
EliminarUn homenaje emotivo y precioso, José Luis. Me han gustado mucho tus pinceladas sobre él.
ResponderEliminarUna pena, aún me duele su muerte y es que es muy pronto aún.
Uno sólo puede dejar pinceladas por le conocí de manera efímera. Por ahí habrá quien profundice en el personaje. Lo merece.
EliminarUna vez más tengo que reconocer que no he leído nada de este escritor y me apura decir que llego a él a través de su muerte, pero es la realidad.
ResponderEliminarA ti te queda mucho más que su escritura, te queda ese recuerdo imborrable de haber compartido charla con él.
Un beso
Son esas pequeñas cosas las que van hilvanando el corpus del recuerdo. Besos
EliminarHay ciertos textos narrativos de Felix Grande con los que contraje una deuda literaria hace muchos años. No coincidí nunca con él, y bien que hubiera querido. Envidio ese momento de la fotografía, que compartiste, ya lo veo, con gran nuestra amiga Pilar. Hay un libro de Gamoneda cuyo título viene al pelo para tanta mortandad de poetas: "Arden las pérdidas". Y sí, arden. Un abrazo Grande.
ResponderEliminarAh, nuestro Gamoneda, qué preciso. Pues sí, amigo Juan, con Pilar... y este jueves con Luis García Montero. Un abrazo
Eliminar¡Que bonita y conmovedora dedicatoria! Iré a conocer su obra en cuanto pueda y espero será uno de los poetas de nuestro "Emotionage"!
ResponderEliminarSeguro que sí, amigo Giuseppe.
EliminarSin lugar a dudas, los grandes desaparecen. Demasiadas pérdidas, demasiado dolor y poca sucesión... EL tiempo lo dirá. Pero ellos son irrepetibles.
ResponderEliminarSaludos, Anna
Irrepetibles e irremediables. Saludos
EliminarNo lo conocía, veo que llego tarde y por lo que leo una gran pérdida.
ResponderEliminarLo lamento.
Nunca es tarde. Está todo escrito. Un abrazo
EliminarImprescindible e ineludible. Un auténtico hilvanador de palabras. Siempre construyendo puentes hacia el alma del lector. Lástima...aunque cierto es que su obra permanece intacta. Un abrazo
ResponderEliminarNos la deja para que la repasemos constantemente. Abrazos
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