El
verano es un desierto adulto en el que algunos niños descubren el hielo.
En
este momento, puede que usted ande por Macondo, Vetusta, Comala, Mágina,
Argónida o Calabuch. Yo, en cambio, aguardo la llegada del frío sentado en un pueblo
granadino de nombre breve pero de sonoridad mitológica.
A
los que estén por Comala les deseo que sigan vivos a su regreso y, al resto, sólo
decirles que nunca olviden que todos esos lugares que ahora recorren absortos y
que nos parecen mentira existen porque alguien como nosotros los imaginó alguna
vez.
Pie
de foto: Gor. Martínez Clares, 2014.
Benditos lugares esos que nos llevan y nos traen de lo cotidiano al virtuosismo. Feliz verano en ese pueblo tuyo, JLuis. Yo, por mi parte, en un pueblo de nombre parecido a donde uno guarda los zapatos, aguardo una llamada de "la Picasso", que me indique que el poemario encargado ya está disponible, a ver que emociones me depara ese poeta cuyos pies de fotos no hay que perderse...
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Espero que te guste. En ese poemario están mis primeras incursiones, casi clandestinas, en la Poesía. Buen verano, amiga
EliminarBendita imaginación de quienes son capaces de construir, con una palabra unida a otras, mundos posibles que nos permiten a los demás transportarnos a lugares que nos absorben en las largas tardes de verano.
ResponderEliminarLa imaginación es un talento que no puede aprenderse. El oficio ya es otra cosa.
EliminarAmor a la literatura, pero amor, por debajo, por encima, rodeando las palabras, a la vida, José Luis. Eso exultas en este escrito. La frase primera es antológica. Que pase usted con su gente un verano con mucha vida. Un abrazo, grande.
ResponderEliminarLo mismo te deseo, amigo Emilio. Qué los libros llenen esos ratos huérfanos de todo lo demás. Un abrazo
EliminarConfieso que de todos esos lugares que mencionas me gustaría pasar unos días en Calabuch. Habito estos días, con la imaginación, una isla innominada donde se adivina Mallorca, en hermosísima versión guerracivilista de Ana María Matute. Por lo demás, el verano empieza poco a poco a merecer su nombre, esa Comala ardorosa donde el coronel Aureliano Buendía jamás hubiera conocido el hielo. Un abrazo y buen verano.
ResponderEliminarMatute... qué buena compañía, amigo Juan. En Calabuch me tomaba yo unas cervezas entrando y saliendo de la cárcel. Un abrazo
EliminarDemasiado cálido y demasiado largo, en Gor seguro que no se necesitarán muchos Comalas para enfriarlo y acortarlo.
ResponderEliminarUn saludo, José Luis.
En Gor refresca. A veces, de más. Para Comalas ya tengo mi Almería. Un abrazo, Rafael
EliminarSiempre he creído que el verano solo tiene sentido cuando eres niño, no sé, es más, creo que todo lo importante está en el territorio mítico de la infancia. El verano era los tres meses de vacaciones. La playa y sus olores. La bicicleta y los amigos. La cabaña cerca del río y el robo de melones y sandías puestas a refrescar en las aguas de ese río hoy desaparecido. El amor de la niña que ha venido de un pueblo de Andalucía a pasar el verano cerca del parque. Dios, que guapa era con ese acento y esa gracia. El verano era pelarse las rodillas y no poder dormir muy bien por haber estado todo el día encendido de emociones aventureras. El verano era una promesa siempre cumplida. El verano era un cielo azul de media tarde donde las golondrinas volvían a sus nidos con su cantar histérico. Las tardes de verano tenía sabor a colacao en la terraza de casa... luego llegaba septiembre y todo se ensombrecía. Hoy, para mí, todo es un largo e interminable septiembre, el desierto adulto en el que algunos niños descubren el hielo.
ResponderEliminarFeliz verano y precioso post, amigo.
Abrazos
Me has puesto la memoria a doscientos. Ah, aquella luz de la infancia. Y esta travesía del desierto que a veces pesa mucho. Buen verano, amigo Francisco.
EliminarLa primera fase con la que introduces el texto me ha encantado, seguro que a Gabo también.
ResponderEliminarUn abrazo.
Disfruta el verano
(y el otoño, y el invierno...)
Gabo si que supo disfrutar hasta de los sinsabores... o ¿tal vez fue todo Literatura? Un abrazo y a disfrutar, amigo
EliminarMe temo que éste verano ni muy cálido ni muy largo, aquí en Castilla tenemos un otoño benigno.. por eso nos escapamos a la capital del reino buscando misterios, aventuras y desventuras, lo mismo que en Vetusta, o soñamos con un invierno en Lisboa.
ResponderEliminarSé muy feliz amigo, un beso desde el norte
Le temo a los otoños benignos... suelen concluir en un calor desaforado. Pásalo bien, amiga. Besos
EliminarPD: "El invierno en Lisboa" es una de mis novelas iniciáticas. Me la regaló Muñoz Molina personalmente en una visita que hizo a nuestro instituto. La guardo como un tesoro.
Mi geografía personal también está plagada de hitos literarios.
ResponderEliminarFeliz verano, José Luis.
Nuestra biografía acaba siendo inexorablemente literatura de viajes. Feliz verano
EliminarGracias por traerme tantos recuerdos con una única frase...
ResponderEliminarno aguardes la llegada del frío, siente esta quietud del tiempo, este sosiego que da ese paisaje que tienes delante de tus ojos y disfrútalo mucho,
sé feliz, José Luis y sigue regalándonos cositas
Lo seré y lo haré. Gracias por estar aquí un ratito. Besos
EliminarRecoger esa rosa de la calle como una prueba, seguirle el rastro, leerla, pétalo a pétalo. Y que el verano se prolongue hasta resolver su misterio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un verano sin misterios es una primavera pretenciosa. Ni fu ni fa. Un abrazo
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