William Hitchcock, un comerciante
austero y disciplinado del East End londinense, quiso dar una lección macabra a
su pequeño Alfred. Tenía tan sólo cinco años cuando lo envió ante el jefe de la
policía local para que lo retuviera durante unos minutos en una celda. Al
salir, el agente le espetó: mira lo que
les pasa a los niños malos. Misión cumplida. Cuentan que el niño no
necesitaba de este tipo de escarmientos pues era reconocido por su buen comportamiento.
Pero entendió la advertencia. Y de qué manera.
Con el paso de los años, Alfred
Hitchcock utilizó el cine para dar lecciones implacables a sus espectadores:
les sentó en el mejor sitio de la platea pero, a cambio, les negó todas las
claves para controlar el argumento. Siendo un niño, él había conocido el
desasosiego tras los barrotes y, a nosotros, nos lo sirvió escarchado en una
bandeja de plata.
Menudo enunciado: mira lo que les pasa a los niños malos.
Hitchcock, incluso, llegó a pensar que esa frase sería un buen epitafio para su
tumba. A mí me parece que puede ser, al menos, un buen comienzo para un poema.
Pie de foto: Roger O. Thornhill
(George Kaplan) huye de una avioneta en la escena cumbre de Con la muerte en los talones (Metro
Goldwyn Mayer. Alfred Hitchcock, 1959).
Sitio web de la imagen.
Cary Grant. Con la muerte en los talones.
¿Seguro que el pequeño afredo no habìa hecho nada?.....la verdad es que conociendo su aficiòn por los juegos macabros....no se....pensè que lo llevaba en los genes....pero ya veo que le venia de familia.
ResponderEliminarEs curioso x que ya no està y sigue torturandonos....y encima repetimos....un abrazo
Repetimos con gusto. Abrazos
EliminarDe traumas y obsesiones sí que sabía y además hizo de ello su profesión, no está mal para empezar. Es curioso que fuera su padre porque lo suyo eran las madres..
ResponderEliminarBesos
Hitchcock estaba en su cine. No cabe duda. Besos
EliminarVoy a tener que ver la peli que hicieron de Hitchcock no hace mucho, cada día descubro una anécdota interesante de él. Espero ese poema.
ResponderEliminarUn saludo, José Luis.
Hay personajes que siguen produciendo noticias mucho después de muertos. Abrazos
EliminarUn castigo excesivamente severo, opino, para los cinco años. No me extraña que con un padre con semejantes ideas el cineasta fuera todo obsesiones. (Cachis, ahora me han entrado ganas de leer sobre su infancia).
ResponderEliminarEs lo malo -o lo bueno- de estas lecturas: ineludiblemente nos llevan a otras. Besos
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