Lyrics:
“Una moneda en la ranura de la máquina de discos y en menos de tres
minutos se acaba la música, y con ella la exaltación de tanta ternura
imaginada, la plenitud furiosa de las guitarras y la batería, tantas
afirmaciones y huidas y búsquedas demasiado perentorias para que alguien o algo
las satisficiera”.
“Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison, Otis Redding, estaban
muertos cuando a nosotros nos revivían sus discos, de Eric Burdon y de Lou Reed
nos dijeron que eran muertos en vida, aniquilados por la heroína y el alcohol”.
Antonio Muñoz Molina, El jinete
polaco (Planeta, 1991).
Justification:
Hay libros que no pueden
concebirse en silencio, libros que, con sólo abrirlos, dejan escapar sus
músicas para que las escuchemos igual que las escucharíamos en cualquiera de
los bares en los que todavía nos escondemos de nosotros mismos, libros que nos
devuelven aquellas canciones que aún subsisten en los vericuetos más
inaccesibles y privados de nuestra memoria, allá donde nunca llegan las interferencias
ni las modas del exterior, libros que nos dejan acariciar por unos instantes las
notas impresas en cada una de sus páginas, los títulos, los grupos, los sonidos
que definen cada una de mis edades y que delatan a los personajes y, por ende,
a su autor. El jinete polaco es uno
de esos libros que no se callan nada. Escúchenlo.
Corre el año 1972. En el bar
Martos, los jóvenes de Mágina flirtean con la modernidad. Algo huele a cambio y
Muñoz Molina nos lo narra apoyándose en la llegada de las nuevas corrientes
musicales. Éstas son algunas de las canciones que irán sonando en la rockola
del Martos, ésta es parte de la música citada expresamente en El jinete polaco,
la novela con la que el autor de Úbeda se alzó con el Premio Planeta 1991.
Songs:
1. Riders on the storm.
Empezamos con Riders on the storm de los Doors, la
canción que da nombre a la segunda parte de la novela y que aparece citada en
la página 222 de la primera edición del libro.
2. It´s only rock´n´roll but I like it.
Aunque Muñoz Molina confiesa, por
boca del protagonista, que le gustan más los Doors, seguimos con It´s only rock´n´roll but I like it, una
canción “bronca y golfa” de los
Rolling Stones citada en la misma página.
3. Hotel Hell.
Son varios los momentos de la
narración en los que Muñoz Molina escribe con devota admiración sobre Eric
Burdon, solista de The Animals.”Movía los
labios como si la voz de Eric Burdon fuera mía”, escribe el de Úbeda. El
narrador se refiere sobre todo a una canción que cuenta la historia de un hotel
en la frontera mejicana. En ningún momento nos dice el título, pero bien podría
referirse a Hotel Hell, un éxito
lanzado en 1967. “And I´m so very far
from my home”, canta Burdon con “cara
torva y temeraria”. Demasiado lejos de casa. Demasiado a menudo.
4. Walk on the wild side.
Apenas hemos llegado a la página
231, pero ya es el momento de meter las manos en los bolsillos -“take a walk on the wild side”- e
imaginar que uno anda “como un lobo por
una calle de Nueva York o de París”, el momento de olvidar que realmente
caminas por las calles de Mágina y que no eres más que un crío de dieciséis
años. Muñoz Molina cita la canción, pero esta vez omite a su intérprete: Lou
Reed. Quizás existan algunos temas (muy pocos) que no precisan de un cantante
que los ampare. Perteneciente a su álbum Transformer
(1972), este himno supone una vuelta de tuerca en la carrera del genio de
Brooklyn. A destacar la producción de Bowie que le aproxima al Glam rock.
5. Proud Mary.
Proud Mary fue escrita por el cantante y guitarrista estadounidense
John Fogerty, lider de los Credence. Podemos escucharla en la página 230,
nuevamente en la rockola del Martos, con la batería y el bajo vibrando
densamente en el aire, aunque Muñoz Molina nos especifica que no se trata de la
original de los Credence, sino de una versión de 1971 interpretada por Ike and
Tina Turner.
6. My girl (I).
A veces, uno se cruza con una
canción que escapa de la radio de un coche o que se desliza desde un balcón
abierto y esa canción ya sigue contigo mientras buscas por las calles de Mágina
el rostro de Marina y diseñas un futuro de encuentros fortuitos, románticos,
irrealizables. Esa canción pudiera ser My
girl de Otis Redding y Muñoz Molina nos la pincha en la página 339, a finales de mayo,
cuando ya acaba el instituto y el verano cae sobre la ciudad vacía.
7. Summertime.
Créanme: leo en plena ola de
calor y pienso que no tengo otra meta que la de sobrevivir al verano a
cualquier precio: “Era un bar triste y
más bien sucio” pero tenía dos o tres buenas canciones en su máquina de
discos. Muñoz Molina echa a la rockola un par de sus monedas para mi disfrute.
Mientras tanto, afuera, languidece el domingo y, antes de concluir la página
345, suena Summertime, un temazo de
Janis Joplin.
8. The house of the rising sun.
"Aparejaba la yegua y me iba
a la huerta". Por el camino, su evasión eran, de nuevo, The Animals,
aunque Muñoz Molina menciona por segunda vez una canción sin nombrar a sus
intérpretes. Quizás porque se trata de una canción popular americana de incierta
autoría: "The house of the rising
sun". Dentro de ella, se conjuran el ritmo y las letras capaces de
llevarnos lejos de aquí, a esos otros lugares tan imaginados como inaccesibles:
murmurar canciones sólo para no estar en este mundo, en la Mágina de los
primeros setenta, a pocos pasos de la página 309.
9. Whole lotta love.
De garito en garito vamos pasando
los días. La máquina de La Cueva
Árabe tiene peores canciones que la del Martos, pero allí están los Led
Zeppelin con su Whole lotta love. Desde
su terraza, veo cómo el verano sigue apoderándose del valle del Guadalquivir
sin darme cuenta, todavía, de que ya llevo 376 páginas de buena música.
10. Brown sugar.
Llegas a un país extraño, un país
del que has oído hablar y que consideras rancio, un país todavía anclado en
unas costumbres inalterables que rigen su devenir como ritos, pero te asomas a cualquiera
de sus calles y, al abrirse la puerta de un bar, escuchas "Brown sugar" y entonces piensas que
jamás hubieses imaginado que en la España del 72, aquel año lejano y abstracto
en que yo nací, alguien pudiese escuchar a los Rolling Stones.
11. You´ve got a friend.A
veces, sucede que la canción que no recuerdas se convierte en la más
importante. Porque una canción puede, por sí sola, explicarlo todo. Aunque para
ello tengamos que llegar hasta la página 480 y dejarnos llevar por Carole King
y su “You´ve got a friend”.
12. Break on through to the other side.
La banda sonora de "El
jinete polaco" es mucho más amplia y variada, pero me he limitado a
reseñar las canciones que creo que más le gustan al protagonista o que, tal vez,
significaron algo importante para él, o para Antonio Muñoz Molina. Quizás para
mí mismo. Canciones, en definitiva, que marcan momentos determinantes en la
trama y que le proporcionan viajes de ida y vuelta al recuerdo.
Una historia que se desarrolla a
través de la música, a través de su memoria, debería contar con un tema que
cerrase el círculo, y éste me parece bastante propicio: "Break on through to the other side".
Estamos en la página 315 de aquella primera edición de Planeta. Sólo han pasado
veinticuatro años y tres lecturas. Disfruten de los Doors.
Epilogue:
Mi madre me observa estos días
con el libro debajo del brazo, en el bolso, cerca del sillón en que sesteo, y
probablemente se pregunta qué hace conmigo, tan cercano, después de tantos
años. Tal vez por eso, sin venir a cuento, me dice que está leyendo “Como la sombra que se va”, la última novela
de Muñoz Molina, y que cree que ha perdido gran parte de la poesía que tenían
sus primeros libros. Le respondo que algunos autores con el tiempo adquieren
más oficio y, a cambio, sacrifican pequeñas dosis de emoción, pero que no
coincido con ella. Ah, por cierto, “El jinete polaco” siempre viene conmigo
porque me explica, me rescata, me hospedo en él.
Caption: La primera
edición del libro de Antonio Muñoz Molina que ganó, en 1991, el Premio Planeta.
Se trata de uno de aquellos primeros 210000 ejemplares. Martínez Clares, 2015.
*Note: En “El jinete
polaco”, se mencionan otras muchas canciones, algunas en diversas ocasiones
para resaltar que sonaban mucho en aquel momento, pero son músicas que no llegamos
a escuchar del todo, músicas impresas en la nostalgia del protagonista,
calladas para el resto del mundo, silenciosas en su armonía, inexplicables en
su diversidad. Éstos son otros temas e intérpretes que se dan cita en el libro:
Los Canarios, Get on your knees; Juanito
Valderrama, El emigrante; Slade; Aretha Franklin; Sam Cook; The Beatles, I
wanna hold your hand; Concha Piquer, En er mundo y Suspiros de España; Miguel
de Molina; Jimy Hendrix; Demis Roussos, We shall dance; Antonio Molina, Soy
minero; Porrina de Badajoz; Manolo Escobar; Fórmula V; Joselito; Jane Birkin
and Serge Gainsbourg, Je t´aime, moi non plus; Roberta Flack, Killing me softly
with his song; Jacques Brel; Ne me quite pas; Joan Manel Serrat).
Qué gusto da oír a alguien hablar así de un libro. Un libro es un refugio y al mismo tiempo una salida al mundo; gracias por las explícitas reseñas, amigo, habrá que enfrentar este "Jinete polaco" para dar cuenta del grado de presteza sobre la montura, aunque presumo serán de diez sus artes...y aunque esté bastante perezosa para la lectura últimamente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ánimo, el jinete lo merece. Besos
EliminarGracias, José Luis, por tus palabras.
ResponderEliminarTu disección de la obra de M.Molina, inmejorable. Me ha enseñado mucho.
Cada lectura es una puerta que se abre. Un abrazo, maestro
EliminarEsto si que es, sin pretenderlo, una lista musical de altura...con irrepetibles por mucho que se intente...da gusto ver a esa Tina pre boom pop...buenísima banda sonora que me hará volver x aqui en más de una ocasión...y muchos de los que mencionas que recoge la novela, demuestran un eclecticismo muy sano y provechoso...un abrazo
ResponderEliminarLa novela es una rockola... desde el primer minuto. Un abrazo
EliminarQué excelente trabajo, José Luis, que pasión por el sonido de un libro, por la vivencia que supone leerlo, acompañar al autor en la audición de una música con muchos años de diferencia… Posiblemente siga siendo su novela más redonda, la que yo prefiero, la que afianzó realmente mi admiración por este escritor. Y sin embargo, cuánto tiempo hace que la leí…
ResponderEliminarYo la he leído tres veces -una vez en cada década- y nunca es la misma porque, claro, yo tampoco soy el mismo. Por cierto, no había escuchado su música hasta esta tercera lectura. Seguro que esconde más pasadizos inexplorados. Un abrazo fuerte
EliminarYa se ha convertido en toda una experiencia acompañar la lectura de Muñoz Molina con diferentes temas musicales.. a mí me sirve para entrar más en la historia.. y no sólo con éste libro..el jazz inunda otros.
ResponderEliminarHas hecho un gran recorrido, Jose Luis y nos has regalado un(os) momento(s) muy agradable(s). Son temazos todos ellos.
Besos
Qué los disfrutes, amiga. Muñoz Molina es un melómano empedernido. No cabe duda. Besos
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