domingo, 2 de agosto de 2015

El jinete polaco (BSO)

Lyrics:
“Una moneda en la ranura de la máquina de discos y en menos de tres minutos se acaba la música, y con ella la exaltación de tanta ternura imaginada, la plenitud furiosa de las guitarras y la batería, tantas afirmaciones y huidas y búsquedas demasiado perentorias para que alguien o algo las satisficiera”.
“Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison, Otis Redding, estaban muertos cuando a nosotros nos revivían sus discos, de Eric Burdon y de Lou Reed nos dijeron que eran muertos en vida, aniquilados por la heroína y el alcohol”.
Antonio Muñoz Molina, El jinete polaco (Planeta, 1991).

Justification:
Hay libros que no pueden concebirse en silencio, libros que, con sólo abrirlos, dejan escapar sus músicas para que las escuchemos igual que las escucharíamos en cualquiera de los bares en los que todavía nos escondemos de nosotros mismos, libros que nos devuelven aquellas canciones que aún subsisten en los vericuetos más inaccesibles y privados de nuestra memoria, allá donde nunca llegan las interferencias ni las modas del exterior, libros que nos dejan acariciar por unos instantes las notas impresas en cada una de sus páginas, los títulos, los grupos, los sonidos que definen cada una de mis edades y que delatan a los personajes y, por ende, a su autor. El jinete polaco es uno de esos libros que no se callan nada. Escúchenlo.
Corre el año 1972. En el bar Martos, los jóvenes de Mágina flirtean con la modernidad. Algo huele a cambio y Muñoz Molina nos lo narra apoyándose en la llegada de las nuevas corrientes musicales. Éstas son algunas de las canciones que irán sonando en la rockola del Martos, ésta es parte de la música citada expresamente en El jinete polaco, la novela con la que el autor de Úbeda se alzó con el Premio Planeta 1991.

Songs:
1. Riders on the storm.
Empezamos con Riders on the storm de los Doors, la canción que da nombre a la segunda parte de la novela y que aparece citada en la página 222 de la primera edición del libro.


2. It´s only rock´n´roll but I like it.
Aunque Muñoz Molina confiesa, por boca del protagonista, que le gustan más los Doors, seguimos con It´s only rock´n´roll but I like it, una canción “bronca y golfa” de los Rolling Stones citada en la misma página.


3. Hotel Hell.
Son varios los momentos de la narración en los que Muñoz Molina escribe con devota admiración sobre Eric Burdon, solista de The Animals.”Movía los labios como si la voz de Eric Burdon fuera mía”, escribe el de Úbeda. El narrador se refiere sobre todo a una canción que cuenta la historia de un hotel en la frontera mejicana. En ningún momento nos dice el título, pero bien podría referirse a Hotel Hell, un éxito lanzado en 1967. “And I´m so very far from my home”, canta Burdon con “cara torva y temeraria”. Demasiado lejos de casa. Demasiado a menudo.


4. Walk on the wild side.
Apenas hemos llegado a la página 231, pero ya es el momento de meter las manos en los bolsillos -“take a walk on the wild side”- e imaginar que uno anda “como un lobo por una calle de Nueva York o de París”, el momento de olvidar que realmente caminas por las calles de Mágina y que no eres más que un crío de dieciséis años. Muñoz Molina cita la canción, pero esta vez omite a su intérprete: Lou Reed. Quizás existan algunos temas (muy pocos) que no precisan de un cantante que los ampare. Perteneciente a su álbum Transformer (1972), este himno supone una vuelta de tuerca en la carrera del genio de Brooklyn. A destacar la producción de Bowie que le aproxima al Glam rock.


5. Proud Mary.
Proud Mary fue escrita por el cantante y guitarrista estadounidense John Fogerty, lider de los Credence. Podemos escucharla en la página 230, nuevamente en la rockola del Martos, con la batería y el bajo vibrando densamente en el aire, aunque Muñoz Molina nos especifica que no se trata de la original de los Credence, sino de una versión de 1971 interpretada por Ike and Tina Turner.


6. My girl (I).
A veces, uno se cruza con una canción que escapa de la radio de un coche o que se desliza desde un balcón abierto y esa canción ya sigue contigo mientras buscas por las calles de Mágina el rostro de Marina y diseñas un futuro de encuentros fortuitos, románticos, irrealizables. Esa canción pudiera ser My girl de Otis Redding y Muñoz Molina nos la pincha en la página 339, a finales de mayo, cuando ya acaba el instituto y el verano cae sobre la ciudad vacía.


7. Summertime.
Créanme: leo en plena ola de calor y pienso que no tengo otra meta que la de sobrevivir al verano a cualquier precio: “Era un bar triste y más bien sucio” pero tenía dos o tres buenas canciones en su máquina de discos. Muñoz Molina echa a la rockola un par de sus monedas para mi disfrute. Mientras tanto, afuera, languidece el domingo y, antes de concluir la página 345, suena Summertime, un temazo de Janis Joplin.


8. The house of the rising sun.
"Aparejaba la yegua y me iba a la huerta". Por el camino, su evasión eran, de nuevo, The Animals, aunque Muñoz Molina menciona por segunda vez una canción sin nombrar a sus intérpretes. Quizás porque se trata de una canción popular americana de incierta autoría: "The house of the rising sun". Dentro de ella, se conjuran el ritmo y las letras capaces de llevarnos lejos de aquí, a esos otros lugares tan imaginados como inaccesibles: murmurar canciones sólo para no estar en este mundo, en la Mágina de los primeros setenta, a pocos pasos de la página 309.


9. Whole lotta love.
De garito en garito vamos pasando los días. La máquina de La Cueva Árabe tiene peores canciones que la del Martos, pero allí están los Led Zeppelin con su Whole lotta love. Desde su terraza, veo cómo el verano sigue apoderándose del valle del Guadalquivir sin darme cuenta, todavía, de que ya llevo 376 páginas de buena música.


10. Brown sugar.
Llegas a un país extraño, un país del que has oído hablar y que consideras rancio, un país todavía anclado en unas costumbres inalterables que rigen su devenir como ritos, pero te asomas a cualquiera de sus calles y, al abrirse la puerta de un bar, escuchas "Brown sugar" y entonces piensas que jamás hubieses imaginado que en la España del 72, aquel año lejano y abstracto en que yo nací, alguien pudiese escuchar a los Rolling Stones.


11. You´ve got a friend.A veces, sucede que la canción que no recuerdas se convierte en la más importante. Porque una canción puede, por sí sola, explicarlo todo. Aunque para ello tengamos que llegar hasta la página 480 y dejarnos llevar por Carole King y su “You´ve got a friend”.


12. Break on through to the other side.
La banda sonora de "El jinete polaco" es mucho más amplia y variada, pero me he limitado a reseñar las canciones que creo que más le gustan al protagonista o que, tal vez, significaron algo importante para él, o para Antonio Muñoz Molina. Quizás para mí mismo. Canciones, en definitiva, que marcan momentos determinantes en la trama y que le proporcionan viajes de ida y vuelta al recuerdo.
Una historia que se desarrolla a través de la música, a través de su memoria, debería contar con un tema que cerrase el círculo, y éste me parece bastante propicio: "Break on through to the other side". Estamos en la página 315 de aquella primera edición de Planeta. Sólo han pasado veinticuatro años y tres lecturas. Disfruten de los Doors.


Epilogue:
Mi madre me observa estos días con el libro debajo del brazo, en el bolso, cerca del sillón en que sesteo, y probablemente se pregunta qué hace conmigo, tan cercano, después de tantos años. Tal vez por eso, sin venir a cuento, me dice que está leyendo “Como la sombra que se va”, la última novela de Muñoz Molina, y que cree que ha perdido gran parte de la poesía que tenían sus primeros libros. Le respondo que algunos autores con el tiempo adquieren más oficio y, a cambio, sacrifican pequeñas dosis de emoción, pero que no coincido con ella. Ah, por cierto, “El jinete polaco” siempre viene conmigo porque me explica, me rescata, me hospedo en él.

Caption: La primera edición del libro de Antonio Muñoz Molina que ganó, en 1991, el Premio Planeta. Se trata de uno de aquellos primeros 210000 ejemplares. Martínez Clares, 2015.

*Note: En “El jinete polaco”, se mencionan otras muchas canciones, algunas en diversas ocasiones para resaltar que sonaban mucho en aquel momento, pero son músicas que no llegamos a escuchar del todo, músicas impresas en la nostalgia del protagonista, calladas para el resto del mundo, silenciosas en su armonía, inexplicables en su diversidad. Éstos son otros temas e intérpretes que se dan cita en el libro: Los Canarios, Get on your knees; Juanito Valderrama, El emigrante; Slade; Aretha Franklin; Sam Cook; The Beatles, I wanna hold your hand; Concha Piquer, En er mundo y Suspiros de España; Miguel de Molina; Jimy Hendrix; Demis Roussos, We shall dance; Antonio Molina, Soy minero; Porrina de Badajoz; Manolo Escobar; Fórmula V; Joselito; Jane Birkin and Serge Gainsbourg, Je t´aime, moi non plus; Roberta Flack, Killing me softly with his song; Jacques Brel; Ne me quite pas; Joan Manel Serrat).    

10 comentarios:

  1. Qué gusto da oír a alguien hablar así de un libro. Un libro es un refugio y al mismo tiempo una salida al mundo; gracias por las explícitas reseñas, amigo, habrá que enfrentar este "Jinete polaco" para dar cuenta del grado de presteza sobre la montura, aunque presumo serán de diez sus artes...y aunque esté bastante perezosa para la lectura últimamente.
    Un abrazo.

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  2. Gracias, José Luis, por tus palabras.
    Tu disección de la obra de M.Molina, inmejorable. Me ha enseñado mucho.

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  3. Esto si que es, sin pretenderlo, una lista musical de altura...con irrepetibles por mucho que se intente...da gusto ver a esa Tina pre boom pop...buenísima banda sonora que me hará volver x aqui en más de una ocasión...y muchos de los que mencionas que recoge la novela, demuestran un eclecticismo muy sano y provechoso...un abrazo

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  4. Qué excelente trabajo, José Luis, que pasión por el sonido de un libro, por la vivencia que supone leerlo, acompañar al autor en la audición de una música con muchos años de diferencia… Posiblemente siga siendo su novela más redonda, la que yo prefiero, la que afianzó realmente mi admiración por este escritor. Y sin embargo, cuánto tiempo hace que la leí…

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    1. Yo la he leído tres veces -una vez en cada década- y nunca es la misma porque, claro, yo tampoco soy el mismo. Por cierto, no había escuchado su música hasta esta tercera lectura. Seguro que esconde más pasadizos inexplorados. Un abrazo fuerte

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  5. Ya se ha convertido en toda una experiencia acompañar la lectura de Muñoz Molina con diferentes temas musicales.. a mí me sirve para entrar más en la historia.. y no sólo con éste libro..el jazz inunda otros.
    Has hecho un gran recorrido, Jose Luis y nos has regalado un(os) momento(s) muy agradable(s). Son temazos todos ellos.

    Besos

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    1. Qué los disfrutes, amiga. Muñoz Molina es un melómano empedernido. No cabe duda. Besos

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