Cada vez que hago el recuento,
confirmo que somos muy pocos los nietos de Europa: me bastan los dedos de una
mano. Aunque esta particularidad no nos circunscribe a un espacio geográfico
concreto, si podríamos decir que delimita el territorio familiar que habitamos
desde la niñez: el territorio inexpugnable de la memoria.
El bisabuelo Eduardo debió pensar
que no existe frontera que no merezca ser profanada cuando dio rienda suelta a
sus ideas más vanguardistas, lo que, en aquella Granada rural de entresiglos, no podía acarrear más que incomprensión
y algún que otro problema. Contado así, puede parecer una broma, pero a mi
abuela la llamó Europa y, a sus hermanas, África y América. Desconozco si por
aquel entonces Oceanía era ya un continente digno de ser tenido en
consideración o si él sentía algún tipo de animadversión por Asia, pero a su cuarta
hija la inscribió como Eufrasia para enfatizar, tal vez, la trascendencia que
la tierra del Éufrates tuvo en la evolución de nuestra especie. Con los varones
no voy a extenderme, aunque me consta que tampoco escaparon a sus devociones
científicas, pues otro de sus hijos se llamó Arquímedes.
No recuerdo en qué escena de Ninotchka (Ernst Lubitsch, 1939) se
afirma que nadie puede ser tan feliz sin
ser castigado por ello. Eduardo no era ningún cándido y sabía, de antemano,
que los nombres elegidos para sus hijas no agradarían a aquella Iglesia
decimonónica, por lo que decidió bautizarlas con otros extraídos cristianamente
del santoral. Pero se aseguró de que nadie pudiese arrebatarles sus verdaderas
identidades inscribiéndolas como tales en el registro civil y en la memoria de sus
coetáneos. Hasta tal punto lo consiguió, que ni yo mismo sabría decirles cuáles
fueron esos otros nombres bendecidos por el cura en la pila bautismal.
Europa y Eufrasia en su tienda de ultramarinos. Década de los setenta. |
Convengamos que el pensamiento
avanzado del bisabuelo Eduardo y su veneración por la Cultura y el Humanismo no
podían acarrear más que problemas, pero nadie se hubiese atrevido a vaticinar
entonces que éstos alargarían sus tentáculos hasta un siglo después. Y es que sus
audaces ocurrencias tuvieron mucho que ver en mi primer desencuentro con la Autoridad. No tendría yo más de
catorce o quince años cuando una pareja de la Guardia Civil de
Guadix, que esa noche hacía la ronda en mi pueblo, me pidió la documentación al
verme deambulando con una litrona caliente.
Como me fue imposible identificarme (seguramente no tendría aún ni el DNI), me
preguntaron por mi familia. Pude haberles dicho que mi padre, Pepe Luis, regentaba
un ultramarinos en la calle Ancha; que mi abuelo, Antonio Clares, era el guarda
forestal; o, simplemente, que mi casa estaba un par de manzanas más arriba. Pero
preferí, quizás impulsado por la desfachatez que nos concede la dosis exacta de
cerveza, regresar al territorio inexpugnable de mi memoria y responderles como creo
que le hubiese gustado al bisabuelo Eduardo, decidí profanar una frontera con
la esperanza de que él también la hubiese profanado un siglo atrás, aún sabiendo
que mis palabras no provocarían más que su hilaridad o su cólera, que pensarían,
con total probabilidad, que un niñato
estaba intentando mofarse de ellos: soy
nieto de Europa.
En serio, tu bisabuelo las llamó así...? Era un tipo transgresor sin dudas, yo creo que son unos nombres preciosos por intemporales. "Soy nieto de Europa", vaya frase, eh. El poeta, que ya apuntaba maneras. La foto es una preciosidad, me ha gustado mucho esta entrada, felicidades.
ResponderEliminarUn beso.
Totalmente en serio. En mi familia somos europeos bastante antes de la firma de tratado de adhesión en 1986. Más concretamente, desde 1904, el año en que nació mi abuela y Eduardo Pretel decidió llamarla Europa. Besos
EliminarBellísima historia! personalmente habría hecho lo mismo! me refiero a tu desencuentro con "las autoridades"...pero lo de tu bisabuelo es lo máximo!!!
ResponderEliminarMe fascina la historia. No la cuento más a menudo porque genera incredulidad. Un abrazo
EliminarRompedora tu familia, así has salido tú, rebelde e irreverente jaja..aunque mucho me temo que el tiempo nos apacigua y dulcifica, no sé si por convicción o imposición.
ResponderEliminarBesos, poeta (lo mismo tu nombre debería ser Radamantis)
Yo ya soy un dulzón inaguantable. Tengo que esforzarme mucho para no caer en el patetismo. Si me pilla el bisabuelo Eduardo, de Pitágoras no me libro. Un beso
EliminarPor cierto... muy bueno lo de Radamantis... veo que de Olimpos andas sobrada.
Eliminarhola Jose Luis, esta historia la conozco bien porque mi padre Mariano Pretel Guzman, nos la contaba desde chiscos a mis hermanos y a mi, la histora de mis abuelos y de mis tias con esos nombres bien raros para nosotros..... hermosa historia sin duda te mando un fuerte abrazo.. Eduardo Pretel nieto..
ResponderEliminarUn placer saber de ti, prima. La distancia no impide que esta familia conserve una historia común. Preteles, Martínez y Guzmanes... y esa historia del bisabuelo Eduardo que nos vincula. Un abrazo fuerte
EliminarPor cierto... yo soy tu sobrino... de primos hermanos... esto precisa de un árbol genealógico ya.
Eliminarbuen dia jose luis!! el correo es mio pero tu tio es Eduardo Pretel mi marido si ,y yo me considero parte de esa familia tambien porque hace 27 años que estoy casada con Eduardo y tambien escuche las historia que Don Mariano nos contaba sobre la guerra civil Española y luego la de Francia que tubo que enfrentar... tuve la suerte de conocer a tus papas en Gor .. asi que mandale muchos besitoss.. bueno muchas gracias por contestarnos... nos mantenemos en contacto por aca o por face . besos
EliminarUn placer, María Elena. Saluda a toda la familia. Besos
Eliminarcreo que son primos jajaj asi se tratan con Edu , Marylo y Juan Carlos se llaman primos jajaj que lio de familia jaja
ResponderEliminarMi madre es de Gor. Acabo de leerle este relato de Eduardo Pretel y los nombres tan sonoros de sus hijas, y al momento ha empezado a funcionar su base de datos... Recuerda a tu bisabuelo como un hombre fortachón, y cuenta mi madre que de chica iba a comprar a la tienda de Europa en la calle Ancha, desde aceite y azúcar hasta telas y alpargatas, enviada por mi abuela Agueda. Aunque dice que frecuentaba más la tienda de América de la calle del Horno, por la cercanía de su casa en la calle de la Hoyuela,y también por que allí vendían productos de la matanza y conservas:chorizos, queso, atún... Y morcillas recién hechas para la taberna que regentaban mis abuelos en la calle Ancha... Mi madre (y su prodigiosa memoria) también conoció a tus padres, y se acuerda de tu abuelo, al que mis abuelos le alquilaron la Parata que tenían... Gracias por escribir sobre el pueblo y sus gentes, mi madre disfruta recordando historias del pueblo. Un saludo
ResponderEliminarEstimado José: sé de ti y de tu familia porque te he leído en "Puerta de la villa", la estupenda revista de la ACAG. Yo la dirigí hasta el año pasado.
EliminarGor, además de mi cuna, es para mí un territorio mítico, algo equiparable al Macondo de García Márquez, un escenario en el que todos somos actores necesarios. Un abrazo fuerte para ti y para los tuyos.
Me cuentas esas cosas y me emociono... porque yo también las recuerdo vagamente. Son imágenes inconexas en mi memoria a las que tus recuerdos les dan sentido. Gracias
EliminarPermíteme la licencia, José Luis, de tutearte, porque al fin y al cabo, somos coetáneos casi de la misma edad, y porque haber participado, aunque sólo de forma testimonial, en la publicación de la ACAG, me hace aflorar un sentimiento de cercanía con aquellas personas que la han hecho posible hasta ahora (no nos conocemos personalmente, pero reconozco tu nombre desde hace tiempo en el organigrama directivo de la revista)... Sea como fuere, déjame corregirte en el hecho de que esos recuerdos de Gor que te referí anteriormente no me pertenecen a mi, y como tal no pretendo apropiarme de ellos, sino a mi madre. Yo solo transcribo en un texto los recuerdos y añoranzas que brotan de su memoria como agua cristalina de manantial, todo el mérito le corresponde a ella y solamente a ella. Los recuerdos que tiene de Gor en forma de personas, historietas, anécdotas y vivencias la convierten en una pequeña y emotiva enciclopedia del pueblo. Es ella la que nació y creció en Gor; yo, como muchos otros hijos fruto del azaroso sendero de la inmigración, nací en un pueblo catalán muy vinculado con ese terruño de Granada: Caldas de Montbui... Si soy honesto, he de decir que he estado en Gor en contadas ocasiones, pero no es menos cierto que disfruto mucho cada vez que piso la tierra donde se hunden las raíces familiares por parte materna, y que gozo de los testimonios de mi madre y mis tí@s cuando rememoran ese pasado goreño cargado de luz... Por eso, aunque yo no lo he podido vivir directamente en primera persona, te entiendo cuando cuentas que es tu "Macondo" particular ese pueblecito con tanta personalidad.
EliminarTe suscribo. No se puede expresar mejor. Un abrazo, paisano
EliminarJejeje... Gracias por tus palabras...Un abrazo y saludos desde Denia... Y como me dijo en una ocasión el bueno de Emilio: a ver si nos vemos alguna vez en Gor y nos tomamos unas cervecillas...
EliminarEso está hecho... un abrazo.
EliminarGracias por regalarnos estas hermosas palabras. Yo también me siento hija de Europa aunque mi madre se llamara Antonia. ;-)
ResponderEliminarBienvenida a la familia, amiga Anna. Un abrazo
Eliminarla inclinación por la cultura de EDUARDO, lo pongo con mayusculas veo que ha fluido hasta estas palabras tuyas nada efímeras....y que siga la cooriente...un gusto, un placer y un autentico deleite contar con semejante legado. un abrazo
ResponderEliminarLo describes como nadie. Siempre he pensado que dilapidar este legado sería deshonroso. Si es que existe algún tipo de honra. Un abrazo, Víctor. Qué gusto verte por aquí.
Eliminarparabéns pelo Blog. interessante...
ResponderEliminarGracias.
Eliminarhola jose luis,mi abuela paterna se llamaba carmen pretel guzman,otra hija del bisabuelo eduardo,yo me llamo tambien eduardo soy hijo de miguel ,primo de tu padre pepe luis,vivo en santander,la primera vez que estuve en gor tenia 7 años en 1970,despues he vuelto varias veces,conoci a tu abuela europa,la tia america y la tia eufrasia,que la llamaban basi,no sabia que pepe luis tiene un hijo poeta,por cierto tambien conoci al tio eduardo que vivia en gijon,un saludo de un primo segundo
ResponderEliminarQuerido primo: te recuerdo con mis ojos de niño. De tus padres sí tengo una memoria más certera porque los vi de más mayor. Carmen es, efectivamente, otra de las hermanas. Qué lejos queda Santander y qué cerca os sentimos siempre en mi casa. Y cuántos Eduardos, Marianos y José Luis. formamos, sin quererlo, el corpus masculino en una familia de mujeres. De grandes mujeres. un abrazo, primo, desde el Sur. Te esperamos.
EliminarHola buenas, yo si ando construyendo mi árbol genealógico e investigando he llegado hasta aqui y hasta tí. Somos primos segundos, mi madre Gregoria Coronado es prima de tu madre, y mi abuelo Manuel hermano de tu abuela Carmen o Carmela. Y mi tía materna Mari es a la vez sobrina y cuñada de tu abuelo Antonio. Un abrazo y saludos desde Madrid
ResponderEliminarBuenas, primo. Efectivamente, mi madre me confirma todo lo que cuentas. No conocí a tus padres ni a tus abuelos, pero si a tu tía Mari, con la que mi madre tiene una relación más estrecha. No hace tanto que la vi, puesto que mi abuelo Antonio falleció en junio pasado y mi abuela Carmen en 2012. Aquí estoy para lo que necesites. Si me buscas en mi facebook, incluso podemos charlar. Un abrazo fuerte.
Eliminarhttps://www.facebook.com/martinezclares