Con Los Cero, Granada empuñó, al
fin, una guitarra eléctrica y la ciudad, a cambio, se quedó para siempre en la
atmósfera de sus temas. Valga como ejemplo “La
vida que mala es”, quizás su canción más tarareada, su letra más granaína, en la que fusionaron un riff
de guitarra al más puro estilo Bo Diddley con una copla del Sacramonte que ya
cantaba, en su momento, el místico Enrique Morente. “Miras la vida como una carrera / y no naciste para ganar, / por más
que corrías no viste la meta, / busca un hombro en el que llorar”.
A Diddley, que nació como Ella
Otha Bathes, le cambiaron pronto el nombre para que pudiera convertirse en la
figura más decisiva durante la transición del blues al rock.
Disfruten de su guitarra, tenaz y enloquecida, partiendo de Cero.
Al final todo el arte desemboca en Granada. ¿Diddley la pisó alguna vez?
ResponderEliminarUn saludo, José Luis.
Habrá que tirar de archivo, pero, si alguna vez vino, seguro que lo trajo Muñoz Molina. Era, por aquel entonces, el funcionario que se encargaba de estas cuestiones en el Ayuntamiento. Un abrazo
EliminarSi Lapido siempre ha tenido una referencia ese es Diddley. Ya dijo en "Alguien vendrá" que era Dios. Abrazos.
ResponderEliminarNo es mala referencia. Ni mucho menos. Abrazos
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